El Papa Francisco visitó este viernes a los ancianos de una residencia dirigida por las Hermanitas de los Pobres en Bruselas, capital de Bélgica.
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Después de encontrarse con la familia real en el Castillo de Laeken y dirigir un discurso a las autoridades del país, el Santo Padre se trasladó en automóvil al Hogar Saint-Joseph.
Allí, las Hermanitas de los Pobres cuidan de los ancianos con dificultades económicas, brindándoles tanto atención médica como espiritual.
Esta residencia abrió sus puertas en el siglo XIX gracias a esta Congregación, fundada por Santa Juana Jugan.
La finalidad de este hogar es atender a los ancianos con pocos recursos para que puedan vivir sus últimos años con dignidad.
Durante el encuentro, el Papa Francisco saludó a los ancianos sin perder la sonrisa e intercambió algunas palabras con ellos.
Las religiosas, quienes sostienen que la “sonrisa y la alegría” son sus principales “herramientas de trabajo”, recibieron al Santo Padre en la entrada del hogar.
A su llegada, los empleados y ancianos de la residencia comenzaron a cantar canciones acompañadas de aplausos y el sonido de las guitarras.
“Os bendigo y rezo por vosotros. Vosotros rezad por mí!”, les dijo el Santo Padre antes de saludar con cariño a “Madame Zelle”, una anciana de 102 años.
Según informó Vatican News, la reunión terminó con el Padre Nuestro y una nueva petición de oración del Papa Francisco: “Recen por mí. Pero a favor, no en contra”.