El Episcopado de Sudán pidió a las Naciones Unidas y la comunidad internacional ejercer presiones sobre el gobierno de Khartoum para desarmar a las milicias islámicas Janjaweed y, eventualmente, intervenir de manera inmediata en el "verdadero genocidio" que afecta Darfur.
"Como Pastores no podemos ignorar el aniquilamiento de un grupo étnico entero sea cual sea su credo, género o clan", afirmaron los obispos sudaneses en una declaración al referirse a la dramática crisis de Darfur.
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Sobre la naturaleza de lo que viene ocurriendo en la región occidental de Sudán, el Obispo de El Obeid, Mons. Macram Max Gassis, cuya diócesis forma parte del Darfur, declaró a la agencia Fides que nos "hallamos frente a un verdadero genocidio y no en el umbral de un genocidio, como sigue insistiendo la comunidad internacional".
Se estima que la violencia ejercida por las milicias Janjaweed –apoyadas por el ejército regular- contra la población civil en Darfur ha provocado la muerte de al menos treinta mil personas y más de un millón de prófugos y refugiados.
Por su parte, los Obispos señalaron que "en los últimos 10-15 años el gobierno sudanés no ha admitido nunca la existencia de la rebelión del Darfur, pero ha difundido a través de los medios de comunicación la percepción de que la revuelta del Darfur fuera causada por bandoleros y bandidos de la calle”.
Asimismo, los Prelados apelaron a la responsabilidad de quien ha armado a los Janjaweed. Estos “no pueden haber comprado armas sofisticadas y municiones. En primer lugar, no tienen fondos para pagar estos armamentos y, en segundo lugar, no tienen los aviones con los que bombardear a los civiles inocentes". Los Obispos además recuerdan cómo los Janjaweed son muy parecidos a las milicias filo-gubernativas empleadas en otras regiones de Sudán.
"Pedimos a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional que ejerzan presiones sobre el gobierno de Sudán no solo para detener el rearme de los Janjaweed sino también para desarmarlos y llevar ante la justicia a los que han cometido crímenes contra la humanidad”, señalaron los Obispos.
Más adelante indicaron que “si el gobierno de Khartoum no quiere asumir sus propias responsabilidades entonces pedimos a la comunidad internacional que intervenga inmediatamente. El tiempo es un factor crucial para salvar vidas valiosas e inocentes”.
Por último, los Obispos pidieron al Gobierno que abra las puertas a las agencias humanitarias para la asistencia de las poblaciones civiles y solicitaron "a ambos beligerantes que se sienten a la mesa de las negociaciones para alcanzar una solución pacífica de la situación de la región”.