El Arzobispado de Burgos (España) ha interpuesto una demanda judicial para que se expulse del Monasterio de Belorado a las exclarisas que se separaron de la Iglesia Católica por propia iniciativa el pasado mes de mayo y que fueron excomulgadas al cometer delito de cisma.
Según ha comunicado la sede episcopal burgalesa, el arzobispo, Mons. Mario Iceta, como Comisario Pontificio designado por el Papa Francisco para resolver la situación generada desde el pasado 13 de mayo, ha pedido a los servicios jurídicos que interpongan la acción jurídica “después de un período prudencial de espera, comprobado que no ha habido ningún intento de reconsideración por parte de las exreligiosas”.
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El Arzobispado ha defendido que no tienen derecho a ocupar el monasterio desde el momento en que las exreligiosas fueron excomulgadas en junio “tras la investigación previa canónica, y tras agotar los recursos que les invitaban a reconsiderar su salida de la Iglesia católica” a través de un manifiesto publicado el 13 de mayo, al considerarla en sede vacante desde la celebración del Concilio Vaticano II (1962-1965).
El arzobispado subraya que a lo largo de estos meses desde que se desatara el conflicto, “se ha tenido conocimiento de la denegación de la inscripción en el oportuno registro del Ministerio del Interior de las asociaciones que las exreligiosas habían creado con las que pretendían transformar las entidades jurídicas canónicas de los monasterios en asociaciones civiles, algo que es jurídicamente inviable”.
La medida judicial tomada por el Comisario Pontificio se presenta contra “las nueve exreligiosas de Belorado”, esto es, una menos de las diez que fueron excomulgadas.
Esto confirma las informaciones que apuntaban en los últimos días a la salida de Teresa Roca, quien había ejercido de vicaria de la comunidad bajo el nombre religioso de Sor Paz y que habría abandonado el lugar hace aproximadamente un mes.
A la espera del desarrollo de las acciones judiciales emprendidas, la Comisión Gestora nombrada por el Arzobispado de Burgos reitera su preocupación “por el estado de salud y el cuidado de las cinco hermanas mayores, que conforman la comunidad monástica” y se muestra “preparada para atender cuanto antes todas las necesidades que precisen, con la colaboración de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu y de sus familiares”.
Por último, El Arzobispado de Burgos recuerda la disposición de la Iglesia Católica “a ayudar en el camino de retorno a la comunión eclesial, donde serían acogidas con delicadeza y misericordia, a imagen de la parábola del hijo pródigo”.