En un encuentro con la prensa local, Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal, recordó que a la Iglesia en Venezuela “le corresponde el ministerio de la reconciliación”, en este momento post-electoral.

“La Iglesia, hoy como ayer, -destacó el Prelado- debe propiciar la reconciliación de todos los hombres y mujeres de Venezuela”. “Por eso, concientes de la situación que atraviesa el país y de lo que ha acontecido en las últimas semanas, los pastores de la Iglesia debemos ante todo ser ministros de la reconciliación: animar a todos al encuentro, al diálogo y a la tarea de construir con los valores del Reino de Dios, la paz social”.

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Mons. Moronta ofreció “el servicio de esta Iglesia diocesana para favorecer, permitir, realizar el encuentro de todos. En diversas oportunidades lo hemos hecho y ha tenido frutos y resultados importantes. Hoy nuevamente ofrecemos nuestro compromiso de ser mediadores para lograr el encuentro entre todos, que ayude a la reconciliación y que permita superar lo que nos pueda dividir”.

“Hoy –siguió el Prelado- nuevamente invitamos a todos los actores del acontecer nacional y regional a que se encuentren, sin imposiciones y sin temores, para buscar los caminos comunes que apunten al bien común de todos los hombres y mujeres de nuestra sociedad”.

El Obispo planteó sin embargo, una sola condición: la caridad.

“Todo esfuerzo por la reconciliación –explicó Mons. Moronta- exige el encuentro de todos, sin exclusión de nadie. Y no debe ser iniciativa unidireccional de los factores del gobierno o de la oposición. El encuentro debe darse a todos los niveles y entre todos: para dialogar y compartir, para buscar y unir, para fortalecer la paz social, que es la que nos permitirá salir hacia delante con justicia, verdad y libertad”.

El mensaje del Prelado concluye señalando “los sacerdotes, religiosas y catequistas, hemos de seguir reafirmando los valores del Reino de Dios, que tienen a la vida como el central y el más querido por Dios. Tanto es así que envió a Jesús para darle una mayor relevancia a la vida humana, al darle la novedad de la salvación que permite que todos los hombres y mujeres de la humanidad lleguen a ser hijos de Dios”.