El Vaticano ha compartido esta mañana los detalles de la segunda y última sesión del Sínodo de la Sinodalidad, que se celebrará en Roma desde el 2 hasta el 27 de octubre.
Una de las novedades más significativas de la sesión de este año es la celebración de una vigilia penitencial que presidirá el Papa Francisco el día 1 de octubre a las 18.00 (hora de Roma) en la Basílica de San Pedro.
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Según precisó en una rueda de prensa el Cardenal Mario Grech, Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, la Vigilia Penitencial concluirá además el retiro previo en el que participarán todos los miembros del Sínodo.
En la sesión informativa de hoy también participaron el Cardenal Jean-Claude Hollerich, Arzobispo de Luxemburgo y Relator General del Sínodo de la Sinodalidad; Mons. Riccardo Battocchio y el P. Giacomo Costa, Secretario Especial del Sínodo; y Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación y Presidente de la Comisión para la Información del Sínodo de la Sinodalidad.
Una vigilia penitencial para los pecados que “más dolor y vergüenza provocan”
La vigilia penitencial, organizada conjuntamente por la Secretaría General del Sínodo y la Diócesis de Roma en colaboración con la Unión de Superiores Generales y la Unión Internacional de Superioras Generales, “estará abierto a la participación de todos, especialmente de los jóvenes, quienes siempre nos recuerdan que el anuncio del Evangelio debe ir acompañado de un testimonio creíble, el cual ellos desean ofrecer al mundo junto con nosotros”.
El Cardenal Grech destacó asimismo que “en la víspera de un evento eclesial tan solemne como el Sínodo”, se mencionarán algunos de los pecados “que más dolor y vergüenza provocan, invocando la misericordia de Dios”.
Entre estos pecados señalaron “el pecado de los abusos; el de la guerra; y el de la indiferencia ante el drama presente en el fenómeno cada vez mayor de todas las migraciones”.
La celebración penitencial será presidida por el Papa Francisco e incluirá tres testimonios de personas que han sido víctimas de pecados como “los abusos, el pecado de la guerra o de la indiferencia ante el drama de las migraciones”.
A continuación, quien exprese la petición de perdón, “lo hará en nombre de todos los bautizados y, en particular, se confesará el pecado contra la paz; contra la creación, contra los pueblos indígenas y contra los migrantes”, explicó el Purpurado.
También se citará “el pecado de los abusos; el pecado contra las mujeres, la familia y los jóvenes; el pecado de la doctrina utilizada como piedra que hay que arrojar contra el otro; el pecado contra la pobreza; el pecado contra la sinodalidad y falta de escucha, comunión y participación de todos”.
Al final de esta confesión de los pecados, el Santo Padre dirigirá, en nombre de todos los fieles, “una petición de perdón a Dios y a los hermanos de toda la humanidad”.
Se repite de nuevo la “oración ecuménica”
Además, una vez iniciado el Sínodo, la noche del viernes 11 de octubre, se llevará a cabo, al igual que en 2023, “la experiencia de una oración ecuménica, junto al Santo Padre, los Delegados Fraternos presentes en el Aula Sinodal y varios otros representantes de Iglesias y Comunidades Eclesiales presentes en Roma”.
Esta oración ecuménica ha sido organizada por un equipo compuesto por la Secretaría General del Sínodo y el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, junto con los hermanos de la Comunidad de Taizé.
La fecha del 11 de octubre fue elegida para recordar “el 11 de octubre de hace 62 años, cuando se inauguró solemnemente el Concilio Vaticano II, que abrió para la Iglesia Católica una nueva etapa ecuménica, de la cual el actual Sínodo es expresión y testimonio, con el deseo efectivo de ayudar a toda la Iglesia a avanzar en el camino hacia la plena unidad”, expresó el cardenal.