Un arzobispo alentó a los fieles católicos a no tener miedo de acudir al sacramento de la Confesión o Reconciliación las veces que sean necesarias, confiados en que Jesús “está siempre dispuesto a perdonarnos”.
Así lo indicó Mons. Javier del Río Alba, Arzobispo de Arequipa (Perú), en un artículo titulado “¡Perdonados!”, enviado a ACI Prensa este sábado 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Jesús, el Hijo de Dios, ha venido a este mundo libremente y ha asumido nuestra naturaleza humana para poder morir en la Cruz para el perdón de nuestros pecados. La muerte de Jesús es la prueba incontestable y definitiva del amor infinito e incondicional que Dios nos tiene”, destacó el prelado.
Tras señalar que en la resurrección de Jesús, “nuestros pecados han quedado perdonados”, el arzobispo alentó a acogerse al Señor y animó: “No tengamos miedo de acudir a Dios, incluso con nuestras infidelidades y pecados, con nuestras deficiencias e incoherencias, porque Él está siempre dispuesto a perdonarnos”.
“Jesús nos espera en el sacramento de la Confesión, en el que no sólo perdona nuestros pecados y nos restablece en la comunión con Dios, sino que, poco a poco, nos hace partícipes de su victoria sobre el pecado y la muerte, partícipes de su propia vida divina”.
“Dejémonos amar y perdonar por Jesús”, continuó Mons. Del Río.
“No tengamos miedo de recurrir al sacramento de la Confesión, tantas veces cuantas sean necesarias; no tengamos miedo de reconocer nuestros pecados y decirle ‘Señor, ayúdame, yo quiero ser feliz, el pecado no me satisface, Tú puedes hacer de mí un hombre nuevo, una mujer nueva, dame tu Espíritu Santo’”, alentó el Arzobispo de Arequipa.
¿Qué es el sacramento de la Confesión?
La Confesión, Penitencia o Reconciliación es uno de los siete sacramentos de la Iglesia Católica, mediante el cual Dios, a través de un sacerdote, perdona los pecados de la persona que los confiesa.
El numeral 1446 del Catecismo de la Iglesia Católica señala que “Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo para los que, después del Bautismo, hayan caído en el pecado grave y así hayan perdido la gracia bautismal y lesionado la comunión eclesial”.
“El sacramento de la Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y de recuperar la gracia”, agrega.
Para una buena confesión es necesario seguir estos pasos: examen de conciencia, dolor de corazón por los pecados cometidos, propósito de enmienda (de no volver a pecar), decir los pecados al sacerdote (la confesión propiamente dicha) y cumplir la penitencia impuesta por el sacerdote.