"Es sencillo ser feliz, lo difícil es ser sencillo”. Con afirmaciones como esta y abundantes citas de las Sagradas Escrituras, Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de Orihuela-Alicante, invitó a reflexionar en el Congreso Eucarístico Internacional de Quito sobre seis enseñanzas del Evangelio que nos guían hacia el verdadero amor cristiano. 

A continuación, resumimos sus puntos clave de la “escuela del corazón de Jesús”, compartidos durante la conferencia que impartió el miércoles 11 de septiembre y que llevó como título “El Sagrado Corazón de Jesús, exigencia de fraternidad”.

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1. Purificar el corazón

Mons. Munilla comenzó subrayando la importancia de la conversión interior, citando a Jesús en Mateo 15:11: "No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale del corazón". La enseñanza de Cristo, explicó el prelado, está dirigida al “cambio interior del hombre”, es decir, transformar el corazón egoísta “en uno bondadoso y generoso”.

Según el obispo y teólogo español, no se trata de cambiar primero las conductas externas y malos hábitos, sino de centrarse en la raíz del problema. “Jesús apuesta por la conversión del corazón, que una vez que se ha convertido, se abre a amar, y el amor, obviamente, se traducirá tarde o temprano, más temprano que tarde en la vida, en las obras”, sostuvo.

2. Buscar la gloria de Dios, no la vanagloria

Para poder amar verdaderamente, Mons. Munilla resaltó que es esencial evitar la búsqueda de la vanagloria, que tiene como sinónimos la vanidad, el engreimiento, la presunción, entre otros. “[Cuando] no buscamos la gloria de Dios, buscamos la vanagloria, y así es imposible amar. Si tú buscas la vanagloria, los demás son tus competidores”, recordó.

En cambio, cuando se busca la gloria de Dios, se puede vivir en fraternidad. Recordó el sermón de la montaña: "Cuidado de no practicar vuestras obras para que sean vistas". Según Mons. Munilla, la clave está en actuar con humildad y sencillez.

3. La corrección fraterna

Una tercera enseñanza es la corrección fraterna, un acto de amor que, según el Evangelio, debe realizarse con caridad. Citando el pasaje de Mateo 18:15-17, Mons. Munilla explicó que la corrección es esencial para ayudar al prójimo a mejorar: “Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano”.

El prelado destacó que la corrección fraterna “es un signo de verdadera caridad, de verdadera fraternidad”, y por tanto, “tiene un lugar importante en el aprender a amar”.

4. Romper la dinámica del desamor

En esta lección, Mons. Munilla insistió en que no debemos devolver mal por mal, siguiendo las palabras de Jesús: "No hagáis frente al que os agravia". Comparó esta enseñanza con la conocida frase: "Ojo por ojo y diente por diente, y el mundo se quedará ciego y desdentado".

Mons. Munilla aseguró que la clave está en que, “cuando padecemos el mal, luchemos por no hacernos cómplices de ese mal”, ya que hay algo peor que ser víctima del mal y es “convertirte tú en verdugo de otro”.

“Jesús quiere decirnos que debemos estar dispuestos a padecer el mal sin devolverlo en la misma medida. Lo peor del mal es que te haga malo (…) Solamente conociendo el amor de Dios hacia nosotros, que siendo pecadores hemos sido amados, podemos recibir este mensaje de ‘Amad a vuestros enemigos’”.

5. No equivocarse de enemigo

La quinta lección pone el foco en la verdadera fuente del mal: Satanás. Mons. Munilla recordó la advertencia de San Pablo en Efesios 6:11-12: "Nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los espíritus malignos". A menudo, señaló el obispo, confundimos a las personas con los verdaderos enemigos, olvidando que detrás de ellos actúa el maligno.

“Uno de los motivos por los que nos cuesta tanto cumplir el mandamiento del amor a los enemigos es porque no tenemos suficientemente en cuenta la existencia del demonio y su acción malévola en nosotros y en el prójimo”, aseguró.

Entender esto, sostuvo, nos permite pasar del rencor a la compasión, rezando por aquellos que nos hieren en lugar de juzgarlos. “No te equivoques de enemigo, lo que tú odias en tu prójimo, en tu enemigo, es la acción del maligno en él. Por eso, la fraternidad evangélica nos lleva a descubrir que el verdadero enemigo es él”.

6. Hacerse pequeños

Finalmente, Mons. Munilla cerró con una enseñanza fundamental del corazón de Jesús: la sencillez y humildad. Recordó las palabras de Cristo: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mateo 11:29). Según el obispo, los corazones sencillos se abren más fácilmente al amor. Comparó esta actitud con la confianza de los niños, quienes perdonan fácilmente porque confían en sus padres. “Es sencillo ser feliz, lo difícil es ser sencillo”, concluyó, invitando a los fieles a vivir con la humildad que Cristo pide.

Mons. Munilla dejó claro que aprender a amar no es un proceso automático, sino un reto que requiere la guía de Cristo y la transformación interior. “Necesitamos del corazón de Jesús para aprender a amar”, subrayó, recordando que el Evangelio es una verdadera escuela de amor.