El 8 de septiembre, la Iglesia en el Brasil celebrará los 100 años de la coronación de Nuestra Señora de Aparecida, Patrona del país, con una solemne Misa en su Santuario Nacional de Aparecida, ubicado en el estado de Sao Paulo.
A la cita, llegará el Cardenal Eugenio de Araújo Sales, Arzobispo Emérito de Rio de Janeiro, enviado especial del Papa Juan Pablo II.
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El Cardenal será recibido en el aeropuerto de Guaratinguetá por el Arzobispo de Aparecida, Mons. Raymundo Damasceno Assis, quien estará acompañado por diversas autoridades religiosas y civiles, entre ellas el Nuncio Apostólico, Mons. Lorenzo Baldisseri, y el gobernador Geraldo Alckmin.
Del aeropuerto la comitiva se dirigirá directamente a la Plaza Nossa Senhora Aparecida, frente a la vieja Basílica, donde se llevará a cabo la “Celebración-Memoria” a las 7:00 p.m. –hora local–, que será transmitida por Rádio Aparecida y en televisión por Rede Vida de TV y TV Canção Nova.
El día 8 de setiembre, a las 9:00 a.m., se realizará la solemne celebración eucarística presidida por el Cardenal Araújo Sales y concelebrada por el Nuncio Apostólico y el Arzobispo local.
Al inicio de la celebración, el enviado papal leerá el mensaje del Santo Padre dirigido al Arzobispo de Aparecida, al clero y a los fieles brasileños. Al final de la Misa, se repetirá un gesto realizado un centenario atrás: la coronación de Nuestra Señora de Aparecida. En esa época, el Arzobispo de Sao Paulo era Mons. José de Camargo Barros.
Fue en 1901 que la Conferencia de Obispos de la Provincia Eclesiástica Meridional de Brasil aceptó la propuesta del Arzobispo de Rio de Janeiro, Mons. Joaquim Arcoverde, de formalizar el pedido de la coronación de la imagen de Aparecida. El Papa Pio X aceptó el pedido y aprobó el Decreto en febrero de 1904.
Finalmente, en 1930, el Papa Pio XI proclamó por decreto a la Virgen de Aparecida como Reina y Patrona de Brasil. En 1967 el Papa Pablo VI hizo entrega de la Rosa de Oro al Santuario Nacional con ocasión de los 250 años de la aparición de la imagen, en 1717. En julio de 1980, el Papa Juan Pablo II consagró el Santuario Nacional y proclamó el templo como Basílica Menor.