En su segundo día en Singapur, el último país que visita en el marco de su viaje de 11 días por Asia y Oceanía —el más extenso de su pontificado—, el Papa Francisco hizo un llamado a que las tecnologías digitales y el uso de la inteligencia artificial (IA) sirvan “para acercarnos unos a otros”, y “no para aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible”.
El Papa Francisco llegó sobre las 9:06 a.m. de este 12 de septiembre (hora local) a la sede del Parlamento de Singapur, donde fue recibido por el presidente del país, Tharman Shanmugaratnam. Tras los saludos protocolares con diversas autoridades, el Santo Padre firmó el Libro de Honor, dejando como mensaje: “Como la estrella que guió a los Reyes Magos, que la luz de la sabiduría guíe siempre a Singapur en la construcción de una sociedad unida capaz de transmitir esperanza”.
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Concluida la ceremonia de bienvenida, sostuvo encuentros con el presidente de Singapur y también con el primer ministro del país, Lawrence Wong Shyun Tsai. En ambas reuniones los acompañaron delegaciones locales y del Vaticano.
El Santo Padre se dirigió luego al Teatro del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional de Singapur, a donde llegó pasadas las 10:30 a.m., para sostener su encuentro con las autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático en el país.
Singapur, “una historia de crecimiento y resiliencia”
El Papa Francisco destacó al inicio de su discurso que quien llega por primera vez a Singapur “queda impresionado por el bosque de modernísimos rascacielos que parecen alzarse del mar. Son un claro testimonio del ingenio humano, del dinamismo de la sociedad de Singapur y de la perspicacia del espíritu empresarial, que aquí han encontrado un terreno fértil para desarrollarse”.
“La de Singapur es una historia de crecimiento y resiliencia. Desde sus orígenes humildes, esta nación ha alcanzado un alto nivel de desarrollo, demostrando que eso es el resultado de decisiones racionales y no del azar”, resaltó.
Además, destacó que Singapur “no sólo haya prosperado económicamente, sino que se haya esforzado por construir una sociedad en la que la justicia social y el bien común se tengan en gran estima”, destacando la “dedicación para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos mediante políticas de vivienda pública, con una educación de alta calidad y un sistema sanitario eficiente”.
El Papa Francisco advierte del peligro de “legitimar la exclusión”
El Santo Padre advirtió luego del “riesgo que conlleva un cierto tipo de pragmatismo y una cierta exaltación del mérito”, pues involuntariamente se puede llegar a “legitimar la exclusión de aquellos que se encuentran al margen de los beneficios del progreso”.
“En este sentido, reconozco y alabo las variadas políticas e iniciativas puestas en marcha para sostener a los más débiles, y espero que se preste una particular atención a los pobres, a los ancianos — cuyos esfuerzos han plantado los cimientos del Singapur que hoy conocemos— y a la tutela de la dignidad de los trabajadores migrantes, que tanto contribuyen a la construcción de la sociedad, y a quienes hay que garantizarles un salario justo”.
A continuación, el Papa indicó que “las sofisticadas tecnologías de la era digital y el rápido desarrollo en el uso de la inteligencia artificial, no pueden hacernos olvidar que es esencial cultivar relaciones humanas reales y concretas”.
“Estas tecnologías pueden aprovecharse precisamente para acercarnos unos a otros, propiciando la comprensión y la solidaridad, y no para aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible”, precisó.
“Un mosaico de etnias, culturas y religiones”
El Papa Francisco también resaltó que “Singapur es un mosaico de etnias, culturas y religiones que conviven en armonía”.
De acuerdo a un censo de 2020, el 31,1% de los habitantes del país se reconoce como budista, mientras que el 18,9% se declara cristiano. Un 15,6% es musulmán, mientras que un 8,8% es taoísta y un 5% se declara hindú. El 20% se identifica como sin religión.
En el país la mayoría étnica es china, pero también hay población de etnia malaya, india y, en un pequeño porcentaje, euroasiática.
El Santo Padre destacó que “la realización y la conservación de esta positiva integración se ve favorecida por la imparcialidad de los poderes públicos, comprometidos en un diálogo constructivo con todos, haciendo posible que cada uno aporte su propia contribución al bien común y evitando que el extremismo y la intolerancia cobren fuerza y pongan en peligro la paz social”.
El papel de la Iglesia Católica en Singapur
El Pontífice resaltó que “desde el inicio de su presencia” en el país —cuya evangelización se remonta al trabajo misionero de San Francisco Javier y sus compañeros jesuitas en la región durante las primeras décadas del siglo XVI—, la Iglesia Católica “ha ofrecido su aportación peculiar al progreso de esta nación, sobre todo en los sectores de la educación y de la salud, valiéndose del espíritu de sacrificio y dedicación de los misioneros y de los fieles católicos”.
“Siempre animada por el Evangelio de Jesucristo, la comunidad católica se encuentra también a la vanguardia en las obras de caridad, contribuyendo en modo significativo a los esfuerzos humanitarios y gestionando, con este fin, distintas instituciones sanitarias y numerosas organizaciones humanitarias, entre ellas Cáritas”, señaló.
Además, indicó, la Iglesia Católica “ha promovido constantemente el diálogo interreligioso y la colaboración entre las distintas comunidades de fe, con espíritu de apertura y respeto recíproco, actitudes fundamentales para la construcción de una sociedad justa y pacífica”.
“Que las familias puedan transmitir los valores”
El Santo Padre también tuvo palabras para resaltar “el papel que desempeña la familia, el primer lugar donde cada uno aprende a relacionarse con los demás, a ser amado y a amar”.
“En las condiciones sociales actuales, los cimientos sobre los que se asientan las familias se ponen en discusión y corren el riesgo de quedar debilitados”, lamentó, resaltando que “es necesario que se establezcan las condiciones para que las familias puedan transmitir los valores que dan sentido y forma a la vida, y enseñar a los jóvenes a entablar relaciones sólidas y sanas”.
También animó a no “infravalorar” el impacto que puede tener un pequeño país como Singapur de cara a la “época de crisis ambiental” que vivimos, pues “su ubicación exclusiva les ofrece acceso a capitales, tecnología y talentos, recursos que pueden guiar la innovación para cuidar de la salud de nuestra casa común”.
“Su compromiso por un desarrollo sostenible y por la preservación de la creación es un ejemplo a seguir”, aseguró.