Un emotivo encuentro entre el Cardenal Baltazar Porras y la comunidad venezolana en Ecuador tuvo lugar el martes en la parroquia Cristo Resucitado, en el sur de Quito, a donde el purpurado llegó para celebrar la Santa Misa.
La visita del purpurado de origen venezolano fue parte del programa de actividades que realizan los obispos que han llegado a Ecuador para participar del 53º Congreso Eucarístico Internacional Quito 2024.
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La ceremonia comenzó con el ingreso en procesión de una imagen de la Virgen de Chiquinquirá, una de las devociones marianas más queridas por el pueblo venezolano y que fue recibida con cantos de los fieles.
En su homilía, el purpurado —enviado por el Papa Francisco como legado pontificio— compartió la emoción de “estar en medio de ustedes” y agradeció a los ecuatorianos por haber acogido a los migrantes venezolanos, así como en décadas anteriores “recibimos en Venezuela a tantos colombianos, ecuatorianos y peruanos que (emigraron) por razones, no sólo económicas, sino también políticas y por las dictaduras”.
“Y allí aprendimos a compartir las penas y los dolores, y también las alegrías de sentir que estábamos en nuestra casa”, afirmó, y puso como ejemplo de unión el amor que se tiene a la Virgen María en Ecuador y en Venezuela.
Asimismo, animó a hacer crecer dentro de cada uno la fe en Cristo Resucitado para así sanar las heridas sociales que afectan a la comunidad.
Como gesto de cercanía, el Cardenal Porras donó a la parroquia una reliquia de primer grado del beato venezolano José Gregorio Hernández, la cual será entronizada próximamente en el altar, según afirmó el párroco al final de la Eucaristía.
Por su parte, la comunidad venezolana agradeció al purpurado por celebrar la Misa con ellos y, entre los varios obsequios, le entregaron una imagen de la Virgen del Quinche, devoción ecuatoriana, como símbolo de fraternidad entre ambas naciones.
La Misa concluyó con una breve veneración del cardenal a la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, entre abrazos y saludos de los fieles al purpurado.