A pesar de la fuerte presencia del budismo, el catolicismo es la religión que más crece en Singapur, el último país que el Papa Francisco visita en su extensa gira por Asia y Oceanía.
La llegada de los misioneros con San Francisco Javier
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El origen de la Iglesia Católica en Singapur, el país del sudeste asiático en el que se encuentra el Santo Padre, está estrechamente ligada a los primeros misioneros que junto a San Francisco Javier llegaron a Malasia en el siglo XVI.
El Santo misionero llegó a Malaca, al suroeste de Malasia, en 1545 y, tres años después, el territorio se convirtió en diócesis dependiente de la archidiócesis de Goa, entonces colonia portuguesa en la India.
La Religión Católica se prohibió con la ocupación de los holandeses calvinistas, hasta que se restauró en 1819, cuando Singapur pasó a formar parte de la Compañía Británica de las Indias Orientales.
Misioneros franceses construyen iglesias y escuelas católicas
En 1821, un misionero encontró un grupo de 12 católicos en la isla, un número que en 17 años ascendería a 500. En esos años llegaron también los miembros de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, quienes fundaron iglesias y escuelas.
En concreto, el misionero Jean-Marie Beurel fue el responsable de la construcción de la catedral del Buen Pastor, una escuela de niños dirigida por los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y una escuela de niñas dirigida por las Hermanas del Niño Jesús.
Cabe destacar que, desde el inicio, los católicos de la entonces diócesis de Malaca estuvieron divididos en dos jurisdicciones, debido a un antiguo conflicto entre la Santa Sede y Portugal que no se resolvió hasta 1886 con la firma de un nuevo Concordato.
Los católicos de la misión portuguesa quedaron bajo la autoridad del obispo de Macao (entonces colonia portuguesa), y los de la misión francesa bajo la del vicario apostólico de Ava y Pegu (entonces Birmania).
A partir de 1888, la Misión Portuguesa y los misioneros de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París trabajaron juntos consolidando la presencia de la Iglesia en Singapur.
La Iglesia sufrió una fuerte persecución durante la ocupación japonesa, entre 1942 y 1945. La comunidad católica revivió en los años 50 de la posguerra y la Iglesia intensificó su labor en los ámbitos educativo, sanitario y social.
Inicio de las relaciones con la Santa Sede
En 1972, Singapur fue elevada a archidiócesis sujeta a la Santa Sede y en 1977, Mons. Gregory Yong se convirtió en su primer arzobispo. Actualmente, Singapur cuenta con un cardenal, William Goh, creado por el Papa Francisco en el consistorio de 2022.
Tras el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Santa Sede en 1981, Singapur recibió la visita de San Juan Pablo II el 20 de noviembre de 1986, en el marco de su 32º Viaje Apostólico a Bangladesh, Singapur, Fiyi y Nueva Zelanda.
El catolicismo, la religión que más crece en el país
A día de hoy, es considerado un Estado laico y pluralista y una ciudad multiétnica. En torno al 43% de sus más de cinco millones de habitantes son budistas. Por su parte, cerca del 20% son cristianos, el 14% musulmanes y también existe un pequeño porcentaje de hindúes.
La Iglesia Católica cuenta actualmente con 176.000 fieles y es considerada una de las más dinámicas y vitales del Sudeste Asiático.
La mitad de los católicos asisten regularmente a la iglesia para la misa dominical, y las iglesias siguen llenas gracias a los emigrantes, que son un componente importante de la Iglesia local.
Basándose en los datos más recientes de la Oficina de Estadísticas de Singapur, la Santa Sede informó que el cristianismo, y en particular el catolicismo, es la única religión en crecimiento.
Esta vitalidad se confirma tanto por la presencia activa de la Iglesia en el ámbito social como por la nutrida y participativa asistencia a las liturgias.
En general, las políticas de las autoridades singapurenses están orientadas a promover el diálogo y la cooperación con las religiones, especialmente en los ámbitos educativo y social.
Esta coexistencia entre diferentes religiones también se ve favorecida por la frecuencia de los matrimonios mixtos en la ciudad-estado.