Un milagro inesperado sacudió a la Iglesia Católica de Estados Unidos durante el mes de julio, transformando corazones y renovando la fe de miles de personas. Así lo cuenta el Obispo Andrew Cozzens desde Quito, al compartir los “sorprendentes” frutos del Congreso Eucarístico Nacional que se celebró en Indianápolis y que él presidió.
“Lo que hemos visto en los Estados Unidos a través de nuestro Congreso Eucarístico Nacional es verdaderamente un gran milagro que me ha sorprendido profundamente”, dijo el Obispo de Crookston en entrevista con ACI Prensa durante el Congreso Eucarístico Internacional que se desarrolla en Ecuador.
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Mons. Cozzens aseguró que las bendiciones que surgieron del evento en Estados Unidos fueron “tan grandes” que rebasaron todas las expectativas.
“La gente experimenta este amor de Jesús. Y este amor que viene cuando toda la Iglesia está reunida para adorar y amar a Jesús. En esos momentos, las bendiciones de Dios que llegan a nosotros son grandes y nos cambian”, dijo.
El prelado estadounidense también habló de profundas historias de sanación y renovación, como el caso de parejas que después del Congreso quieren rezar más cada día, “sacerdotes que pensaban dejar su ministerio y que cambiaron en este Congreso Eucarístico” o de los “obispos que experimentan normalmente cosas pesadas y difíciles en sus vidas, y que sienten el coraje que sólo viene de Jesús”.
Mons. Cozzens subrayó que, cuando la “Iglesia se reúne y congrega en torno a la Eucaristía, Jesús quiere traernos muchas bendiciones”. “Fue un momento que cambió nuestra Iglesia en Estados Unidos y por esta razón estoy aquí”.
La secularización: el reto de nuestro tiempo
En su reflexión sobre los problemas que enfrenta la Iglesia en la actualidad, Mons. Cozzens identificó la secularización como uno de los mayores desafíos. La describe como una visión del mundo en la que “Dios no es real” y las personas viven como “si el mundo fuera todo lo que existe y que Dios no es real”.
No obstante, recordó a los católicos que, para combatir esta dura realidad, “los sacramentos son la manera más fuerte en que Dios entra en el mundo y quiere entrar en nuestras vidas”. “Pero mucha gente no sabe que necesitan este encuentro y piensan que no hay ningún beneficio en este encuentro”, lamentó.
Ante este desafío, Mons. Cozzens hizo un llamado a los fieles a ser testigos del poder transformador de Cristo: “Todos nosotros que sabemos que es importante este encuentro con Jesús en la Eucaristía, tenemos la responsabilidad de testificar esta realidad al mundo de hoy”.
“Jesús quiere cambiarnos y convertirnos en la Eucaristía”
En sus declaraciones, el Obispo de Crookston también profundizó en el deseo de Cristo de transformar el corazón de piedra del hombre en un corazón de carne a través de la Eucaristía. “Jesús quiere cambiarnos y convertirnos en la Eucaristía”, afirmó con convicción.
También destacó cómo este encuentro con Cristo no sólo cambia a las personas individualmente, sino que también tiene un impacto social. “Cuando experimentamos este amor de Jesús por cada uno de nosotros, eso me cambia Y cuando cambio, puedo vivir la fraternidad del mundo”.
“El corazón es la parte de nosotros que hace circular la sangre, y así es el amor”, comentó Mons. Cozzens, y recordó que el mensaje principal del Congreso es que los cristianos deben ser "el corazón del mundo".
“No es solo la fraternidad humana la que va a amar; es el amor de Cristo el que puede sanar el mundo”, acotó.
Tres claves para un encuentro más profundo con la Eucaristía
Finalmente, Mons. Cozzens dio tres recomendaciones a los católicos para profundizar en su relación con la Eucaristía y experimentar más plenamente sus frutos. “Primero, ve a confesarte”, aconsejó, explicando que la confesión purifica el corazón y lo prepara para recibir la gracia de la Eucaristía.
En segundo lugar, invitó a los fieles a asistir a Misa no sólo los domingos, sino también durante la semana. “Cuanto más experimentes, más crecerá tu amor”, afirmó.
Y en tercer lugar exhortó a pasar tiempo en adoración eucarística. “Necesitamos ese tiempo en silencio con Jesús para hablar de corazón a corazón”, recordando que la adoración es una oportunidad para un diálogo íntimo con el Señor.