En el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, la Comisión Episcopal de la Pastoral de la Salud de Argentina envió un mensaje y compartió una oración para concientizar y sensibilizar sobre el tema.

La carta se centra en “esta triste realidad de la que muchas veces no se habla”, y recoge las cifras asociadas a esta problemática: “Según el Informe del Sistema Nacional de Información Criminal dependiente del Ministerio de Seguridad, en el año 2023 se produjeron en Argentina 4195 suicidios”, expone. 

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“El grupo etario más afectados fue el de los de adolescentes de 15 a 24 años, siendo el suicidio en esta franja de edad la segunda causa de muerte detrás de los accidentes. En la franja de edad de los 25 a los 34 años el suicidio es la tercera causa de muerte”, detalla. 

Los especialistas, afirma el mensaje, consideran que las comunidades de fe son ámbitos muy favorables para la prevención del suicidio. 

“Creemos que hablar acerca del suicidio y rezar por aquellos que se han suicidado o están pensando en quitarse la vida es un primer paso importante para superar el estigma y el tabú en torno a esta problemática tan compleja”, señala. 

Por eso, siguiendo el llamado del Papa Francisco, propone ser una Iglesia “Hospital de Campaña” donde los afligidos “puedan sentirse hijos amados y hermanos, y recibir la terapia de la compasión y la ternura”. 

En ese sentido, desde la Comisión Episcopal animan a ser “una Iglesia de comunidades donde podamos exponer nuestra vulnerablilidad sin sentirnos juzgados. Una Iglesia donde nadie es perfecto y todos necesitamos ser abrazados por la Misericordia de Dios. Una Iglesia presente, que acompaña con cercanía ‘la vida como viene’ y ayuda a encontrarse con Jesús, que sana, alivia y conforta”. 

Finalmente, comparten una plegaria inspirada en un escrito de la Dra. Karen Mason, psicóloga estadounidense y autora del libro Prevención del suicidio: un manual para pastores, capellanes y consejeros pastorales; que transcribimos a continuación:

Padre Misericordioso te pedimos:
Por los que están desanimados, para que elijan la vida.
Por los que están enfrentando una pérdida devastadora,
para que recuerden tu presencia amorosa y cercana.
Por los que se sienten una carga para los demás,
para que puedan amarse a ellos mismos como Tú los amas.
Por los que no tienen Esperanza,
para que encuentren en Ti, Padre Bueno, la confianza que los anima a seguir adelante.
Por los que se sienten solos,
para que encuentren en nuestras comunidades fraternas la contención y el cariño que los reconforte.
Por los que se enfrentan al poder del mal en este mundo,
para que el triunfo de Jesús Resucitado los aliente a no desfallecer.
Por todos los que sufren de depresión u otros sufrimientos psicológicos,
para que como el ciego Bartimeo puedan encontrar la luz.
Ayúdanos Padre Bueno. En Ti ponemos nuestra esperanza, y en tu Hijo, y el Espíritu Santo. Amén.