El Dr. José María Simón Castellví, presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC) y antiguo miembro del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, ofrece 5 razones para que un médico católico vaya a Misa con frecuencia.

¿Por qué es la misa capital para un católico que es médico? es el título del artículo publicado por el Dr. Castellví en el sitio web de la FIAMC.

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Allí el experto recuerda que “una Misa, cada Misa, tiene un valor infinito. Hace presente de manera incruenta el crudelísimo sacrificio del Hijo de Dios en la Cruz”. Y si bien con una sola bastaría para transformarlo todo, ofrece cinco razones para participar en ella a menudo y así responder a la pregunta que él mismo plantea.

1. La superabundancia de Dios

“Por la superabundancia del Dios omnipotente, infinito de los infinitos, que nos quiere colmar de bienes sin mesura a nosotros, unas criaturas modestas, una y mil veces”, afirma el experto.

2. Porque somos humanos

“Por nuestra antropología, alterada por la caída original, que necesita oír y repetir muchas veces, que se entrega a veces poco a poco; que es sorda, ciega, coja y a veces tonta”, prosigue.

3. Porque Jesús intercede siempre por nosotros

“Porque Jesucristo intercede incesantemente por nosotros ante el Padre. Así, también nosotros podemos dirigirnos incesantemente al Padre. Además, en cada Misa podemos poner nuestras intenciones, a nuestros enfermos u operados, a nuestros trabajos, que siempre serán distintos, sobre el altar”.

4. Porque es bueno

“Porque es bueno para el hombre y un Mandamiento de Dios, santificar las fiestas. Y la manera más digna de santificarla es asistir a misa. Otras maneras buenas y complementarias de santificarlas son las reuniones familiares, la visita a enfermos o ancianos, una buena comida (y bebida), etc.”, señala luego.

5. Por la humildad y el amor de Dios

“Dios es humilde. A veces parece que no esté, pasa desapercibido. También lo hace para probarnos y que le veamos con los ojos de la Fe. Las pruebas que soportamos son muestra de la dignidad que nos otorga. Dios desea el mérito. Lo que recibimos es casi todo regalo, pero nos ofrece la posibilidad de meritar”, resalta el Dr. Castellví.

“Y gran mérito se adquiere por asistir cientos de veces a misa en nuestra vida, alguna quizá en la capilla del hospital, con el teléfono encendido por si nos reclaman en Cuidados Intensivos”, subraya.

“Si tanto amó Dios al mundo que le envió a su único Hijo —imagen visible del Dios invisible— a entregarse cruentamente, no nos debería extrañar que para corresponder algo seamos muchos los que asistamos a menudo a la Misa, sacrificio y banquete”, resalta.