Un numeroso grupo de religiosas mexicanas provenientes de distintos lugares del país, asistió al Curso de Madurez Afectiva en la Vida Consagrada, una iniciativa de la Asociación de Laicos por la Madurez Afectiva y Sexual (ALMAS) que brinda “herramientas humanas que les permitan fortalecer su identidad como consagrados, establecer sanas relaciones con los demás y desarrollar un claro sentido de su misión”.
El curso reunió a religiosas de cuatro congregaciones: Catequistas de María Santísima, Dominicas de María Santísima, Instituto de Coadjutoras del apostolado Social y Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción.
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Según ALMAS, “la madurez afectiva es necesaria para quien como el sacerdote, religioso o consagrado, está llamado al celibato, es decir, a ofrecer con la gracia del Espíritu y con la respuesta de la propia voluntad, la totalidad de su amor y de solicitud a Jesucristo y a la Iglesia”.
El curso se ofreció en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México y la Casa de Oración Jesús María.
Los organizadores destacaron la buena disposición de las religiosas en los distintos temas. El curso cuenta con cinco módulos: mi contexto social, mi identidad humana y mi relación afectiva con Dios, mi identidad sexual, mi identidad como persona consagrada y mi misión personal.
“Algunos de los temas les ayudaron a hacer un recorrido por su historia personal, lo cual les hizo a confrontar su vida y a darse cuenta de que, lograr la madurez afectiva, es un proceso que no termina nunca”, informaron los voceros de ALMAS.
“Así como la virtud de la castidad pasa por luces y sombras, de la misma manera la virginidad consagrada pasa por grados marcados por la imperfección, ya que se desarrolla sobre una base humana, por lo cual no es perfecta pero siempre puede ser perfectible. Y que implica siempre ante todo un trabajo personal, así como un compromiso renovado por vivir en la comunidad relaciones sanas y constructivas; pero sobre todo mejorar su relación personal de amor a Dios a quien le han entregado su vida”, agregaron.