El pueblo maorí, la población indígena de Nueva Zelanda continental, ha coronado a una nueva reina después de la muerte de su rey, y es católica.
El rey Tuheitia Potatau Te Wherowhero VII murió el 30 de agosto, a los 69 años. Su muerte se produjo días después de su 18º aniversario como rey del Kingitanga, también conocido como el movimiento del rey maorí, fundado en 1858 para unir a los maoríes bajo un solo soberano. Es una de las organizaciones políticas más antiguas de Nueva Zelanda.
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La hija menor del difunto rey, Nga Wai hono i te po, fue nombrada su sucesora, con 27 años. Hizo su primera aparición como reina el 5 de septiembre y tomó su lugar en el trono cerca del ataúd de su padre.
La reina Nga Wai hono i te po es la segunda reina maorí. La primera fue su abuela, la reina Te Arikinui Dame Te Atairangikaahu.
Según CathNews New Zealand, fue la reina Te Arikinui Dame Te Atairangikaahu quien pidió que su nieta fuera bautizada por el fallecido Obispo Auxiliar de Hamilton, Mons. Max Takuira Matthew Mariu, el primer obispo católico maorí.
La intención de la difunta reina de bautizar a su nieta no era sólo unir a las tribus maoríes cerca de los ríos Waikato y Whanganui, sino también que sea una unificación de credos, tendiendo un puente entre el movimiento Kingitanga y la Iglesia Católica.
El nombre de la nueva reina, Ngawai Hono ki Parakino, que se traduce como “Unión de los ríos” en maorí, se inspiró en el simbolismo de su bautismo.
La reina Ngawai Hono ki Parakino se convierte en la octava monarca maorí y continúa el linaje directo del primer rey maorí.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.