En la tarde de este 7 de septiembre, primer día de su visita a Papúa Nueva Guinea, el Papa Francisco mantuvo un encuentro con los niños de la calle acogidos por la “Pastoral de Calle” y los “Servicios Callan” .
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A su llegada a la entrada principal del estadio cubierto de la Caritas Technical Secondary School, el Papa Francisco fue recibido por el Arzobispo de Port Moresby, el Cardenal John Ribat, y también por el Superior de la Comunidad de las Hermanas de la Caridad y Director de la escuela.
Dos niños con trajes tradicionales le entregaron un ramo de flores y, a continuación, atravesó la nave principal. Tras el saludo de bienvenida del cardenal arzobispo de Port Moresby y la interpretación de una danza tradicional, un niño de Callan Services y otro de Street Ministry hicieron dos preguntas al Papa Francisco, seguidas de una danza tradicional.
El primero de ellos le preguntó por qué no es “como los demás niños”, y el segundo le preguntó “de qué manera podemos hacer el mundo más bello y felíz”.
El Papa Francisco aseguró que solo le viene a la mente una respuesta: “Ninguno de nosotros es como los demás, todos somos únicos ante Dios”.
Afirmó que “hay esperanza para todos, todos tenemos un papel y una misión que nadie más puede cumplir”.
Además, subrayó que, aunque haya dificultades, “da al mismo tiempo un mar de alegría, de modo diferente para cada persona”.
“Todos tenemos límites, nos cansamos, pero esto no determina nuestra felicidad”, que es, según el Pontífice, “donar amor y recibir amor”.
“Es esto la cosa más bella y más importante de nuestra vida, para cada persona en cada condición: Nuestra alegría depende del amor”, remarcó.
Más tarde, señaló que debemos “aprender a amar a Dios y los otros con todo el corazón” y señaló de nuevo que “todos somos regalos bellísimos de Dios”.
“Tener siempre la luz del amor encendida, signo de esperanza” exhortó por último el Santo Padre.
Al finalizar, se trasladó en coche al Santuario de María Auxiliadora para el encuentro con los Obispos de Papúa Nueva Guinea y de las Islas Salomón, así como sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas, seminaristas y catequistas.