El Obispo de San Francisco (Argentina), Mons. Sergio Osvaldo Buenanueva, participa del 2° Encuentro de las Comisiones Episcopales de Prevención de Abusos de América Latina y el Caribe, que comenzó el 3 de septiembre en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), que se desarrolla en Colombia.
El encuentro reúne a más de 40 referentes, entre ellos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, para repasar lo trabajado sobre la cultura del cuidado, a partir de los acuerdos arribados en el primer encuentro, que se llevó a cabo el año pasado en Chile.
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En nombre de la Santa Sede, acompaña el encuentro Mons. Luis Manuel Alí, secretario de la Pontificia Comisión de Protección de Menores.
En ese marco, Mons. Buenanueva, coordinador del Consejo Pastoral para la Protección de Menores y Adultos Vulnerables de la Conferencia Episcopal Argentina, acompañado por la Dra. María Inés Franck, secretaria del consejo y Directora del Centro de investigación y formación interdisciplinar para la protección del menor (Ceprome) Latinoamérica, expusieron los avances de la Iglesia Católica en Argentina.
La evolución de la atención de denuncias de abusos en la Iglesia en Argentina
Según recoge el medio local Radio Estación de San Francisco, Mons. Buenanueva recordó que el primer acercamiento de los obispos argentinos al problema de los abusos fue en el año 2010. En ese entonces, el tema se trabajaba desde la Comisión de Ministerios y tenía un enfoque jurídico: “Qué tenemos que hacer y cuánta menos plata tenemos que pagar, para decirlo de una manera brutal”, narró.
Sin embargo, en 2012, al participar de un simposio organizado por la Santa Sede junto con la Universidad Gregoriana, en “un silencio sepulcral”, más de 200 obispos escucharon el testimonio de una víctima, y en ese momento “se produjo un click importante”.
A partir de allí, los esfuerzos estuvieron puestos en instalar el tema en el Episcopado: “Fueron surgiendo los casos de sacerdotes abusadores que repercutieron mucho en la opinión pública, sobre todo uno: el del padre Julio César Grassi, que todavía está en un largo proceso judicial y está preso”, relató.
“Después surgieron en algunas diócesis casos muy fuertes, los dos tal vez más impactantes han sido en Paraná y en mi diócesis de origen, Mendoza”, señaló.
Las primeras líneas guía en Argentina fueron preparadas en 2013, con el modelo de los protocolos de Chile, país al que incluso visitaron para conocer la experiencia que tenían en el tema. “Eso fue para nosotros muy valioso”, afirmó el obispo.
Al referirse a los obispos, aseguró que este tema “pesa en el corazón”, por lo que se estableció como línea de acción del Consejo la de “tratar de velar por la persona del obispo, ver cómo acompañar en este proceso”.
“No queremos tener la guardia baja”
Entre 2018 y 2020 se actualizaron las líneas guía y se renovó el equipo del Consejo Pastoral, que además estableció su perfil: “Asesorar a obispos y arzobispos en materia preventiva y acompañamiento de las víctimas, y sobre todo, instalar el tema en las diócesis y capacitar agentes de pastoral”. Este último punto fue realizado en varias oportunidades, con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).
De cara al futuro, Mons. Buenanueva planteó la importancia de ayudar a las diócesis a establecer los objetivos que están presentes en las líneas guía de la Comisión, basados en la cultura del cuidado; y seguir consolidando los espacios de formación para que las diócesis puedan responder, poniendo en marcha sus propios equipos.
En Argentina, si bien “ha habido casos muy fuertes, muy escandalosos” y con mucha repercusión en la sociedad, el Obispo de San Francisco identifica “cierto amesetamiento” en la cantidad de casos. Sin embargo, “no queremos tener la guardia baja porque sabemos que esto en cualquier momento puede ocurrir”, afirmó.