Al participar este jueves 5 de septiembre del encuentro interreligioso en la Mezquita “Istiqlal” en Yakarta (Indonesia), el Papa Francisco manifestó su deseo de “que nadie ceda al atractivo del integrismo y de la violencia”, y que, en su lugar, “todos estén fascinados con el sueño de una sociedad y de una humanidad libre, fraterna y pacífica”.
El encuentro interreligioso fue la primera actividad del Santo Padre en su tercer día de visita a Indonesia, como parte de su viaje apostólico a Asia y Oceanía, el más largo de su pontificado.
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El túnel que une una mezquita y una catedral
El Papa llegó poco después de las 9:00 a.m. (hora local) a las inmediaciones de la mezquita, y fue recibido por el Gran Imán, Nasaruddin Umar. Poco después pronunció un breve mensaje resaltando la importancia del llamado “túnel de la amistad”, que une el centro religioso musulmán con la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el principal templo católico de Indonesia.
Tras atravesar el "Túnel de la Amistad" que une a la Catedral de Nueestra Señora de la Asunción con la Mezquita más grande de Asia, el #PapaFrancisco aseguró que no se trata de un recorrido oscuro sino iluminado, con amistad, concordia y apoyo mutuo, que conduce, hacia la luz pic.twitter.com/KPo5dGyBMa
— Vatican News (@vaticannews_es) September 5, 2024
El Santo Padre destacó que este túnel “quiere ser un lugar de diálogo y de encuentro”, que lejos de ser “un recorrido oscuro que puede darnos miedo, especialmente si estamos solos” es un camino iluminado por “ustedes, con su amistad, con la concordia que cultivan, con el apoyo mutuo y con su caminar juntos que los conduce, al final del camino, hacia la luz plena”.
Más adelante el Papa Francisco y el Gran Imán Nasaruddin Umar firmaron la “Declaración conjunta del Istiqlal 2024”, un documento que apunta a “promover la armonía religiosa para el bien de la humanidad”, así como proteger “la casa común”.
Lectura y firma de la “Declaración Conjunta de Istiqlal 2024” por el #PapaFrancisco y el Gran Imán de Indonesia, Nasaruddin Umar, en la #MezquitaIstiqlal de #Yakarta pic.twitter.com/PMEQmiQGEG
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Luego el Papa Francisco pronunció un discurso dirigido a los participantes del encuentro interreligioso, recordando que el arquitecto de la mezquita indonesia fue el cristiano Friedrich Silaban. “Esto prueba que en la historia de esta nación y de la cultura que aquí se respira, la mezquita, como también los demás lugares de culto, son espacios de diálogo, de respeto recíproco, de convivencia armoniosa entre las religiones y las diferentes sensibilidades espirituales”, dijo.
“Este es un gran regalo, que están llamados a cultivar cada día, para que la experiencia religiosa sea punto de referencia para una sociedad fraterna y pacífica y nunca motivo de incomprensión y de choque”, señaló.
El “túnel de la amistad”, resaltó a continuación, es “un signo elocuente, que permite que estos dos grandes lugares de culto estén no sólo ‘uno frente al otro’, sino también ‘comunicados’ entre sí”.
“Los animo a continuar por este camino: que todos, todos juntos, cultivando cada uno la propia espiritualidad y practicando la propia religión, podamos caminar en la búsqueda de Dios y contribuir a construir sociedades abiertas, cimentadas en el respeto recíproco y en el amor mutuo, capaces de aislar las rigideces, los fundamentalismos y los extremismos, que son siempre peligrosos y nunca justificables”.
“Ver siempre en profundidad” y “cuidar las relaciones”
A continuación, el Papa Francisco compartió “dos consignas” con los participantes en el encuentro, buscando “impulsar el camino de la unidad y de la armonía que ya han iniciado”.
“La primera es ver siempre en profundidad, porque solamente así se puede encontrar lo que une, más allá de las diferencias”, señaló.
“Mientras en la superficie se encuentran las áreas de la mezquita y de la catedral, bien delimitadas y frecuentadas por sus respectivos feligreses, bajo la tierra, a lo largo del túnel, esas mismas personas diferentes se encuentran y pueden acceder al mundo religioso de los otros”, destacó.
El Papa Francisco indicó que “esta imagen nos recuerda algo importante: que los aspectos visibles de las religiones ―los ritos, las prácticas, etc.― son un patrimonio tradicional que hay que proteger y respetar; pero lo que está ‘debajo’, lo que corre bajo tierra, como el ‘túnel de la amistad’, podríamos decir la raíz común de todas las sensibilidades religiosas es una sola: la búsqueda del encuentro con lo divino, la sed de infinito que el Altísimo ha puesto en nuestro corazón, la búsqueda de una alegría más grande y de una vida más fuerte que la muerte, que anima el viaje de nuestras vidas y nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios”.
“La segunda invitación es cuidar las relaciones", dijo, señalando que “el túnel fue construido de una parte a la otra para crear una conexión entre dos lugares diferentes y alejados. Esto es lo que hace el pasaje subterráneo: conecta, crea un enlace”.
“A veces pensamos que el encuentro entre las religiones se trate de una cuestión que tiene que ver sólo con buscar, a toda costa, puntos en común entre las diferentes doctrinas y confesiones religiosas. En realidad, puede pasar que un planteamiento de ese tipo termine por dividirnos, porque las doctrinas y los dogmas de cada experiencia religiosa son diferentes”, señaló.
El Papa Francisco subrayó que “lo que realmente nos acerca es crear una conexión entre nuestras diferencias, ocuparnos de cultivar lazos de amistad, de atención, de reciprocidad”.
“La unidad nace de los vínculos personales de amistad, del respeto recíproco, de la defensa mutua de los espacios y las ideas ajenas”, añadió.
“El tesoro más valioso” de Indonesia
Hacia el final de su mensaje, el Santo Padre recordó que Indonesia tiene “la mina de oro más grande del mundo”, refiriéndose a la mina Grasberg, pero precisó que “el tesoro más valioso es la voluntad de que las diferencias no sean motivo de conflicto, sino que se encuentren armónicamente en la concordia y el respeto recíproco”.
“No pierdan este don. No vayan a perder nunca esta riqueza tan grande, es más, cultívenla y transmítanla sobre todo a los jóvenes. Que nadie ceda al atractivo del integrismo y de la violencia; que, en cambio, todos estén fascinados con el sueño de una sociedad y de una humanidad libre, fraterna y pacífica”, exhortó.
Luego de concluir su discurso, el Papa Francisco recibió como obsequio una réplica a escala de la Mezquita “Istiqlal” y una medalla de gran tamaño que recuerda la visita del Santo Padre a Indonesia.
Al final del encuentro, en el exterior de la mezquita, en un conmovedor gesto el Gran Imán besó la cabeza del Papa Francisco, mientras que este le besó la mano.