Con diversas celebraciones, que incluirán una audiencia con el Papa Juan Pablo II, dos mil 500 peregrinos extranjeros del Movimiento Schoenstatt participarán en la bendición e inauguración del Santuario de la Madre Tres Veces Admirable, la primera construcción de lo que será el futuro Centro Internacional del movimiento apostólico en Roma.
Las celebraciones empezarán el próximo 8 de septiembre, cuando el Vicario del Papa Juan Pablo II para Roma, Cardenal Camilo Ruini, bendiga el Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, a título de Matri Ecclesiae.
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Previamente, la noche del 7 de septiembre se habrá realizado una vigilia de oración en los Jardines Vaticanos, presidida por Mons. Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos.
Tras la bendición los participantes visitarán por primera vez el Santuario y, posteriormente, tendrá lugar una “serenata” en honor de María.
El día 9, en Castelgandolfo, tendrá lugar la audiencia con el Santo Padre. Según los organizadores del evento, tanto la vigilia inicial como el encuentro con Juan Pablo II, quieren ser el signo de un compromiso mayor con la Iglesia y el Vicario de Cristo.
Al término de la audiencia tendrá lugar el cierre del triduo con la celebración de la Misa presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago de Chile y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
El Santuario está ubicado en Via de Boccea, en la intercesión con Via Santa Gemma, Casalotti.
Un antiguo anhelo del Fundador
El Movimiento de Schoenstatt, nacido el 18 de octubre de 1914, es el más antiguo de los Movimientos nacidos en el siglo pasado. Su sede principal está en la localidad alemana de Schoenstatt, su lugar de fundación.
Aunque presente en Roma desde 1960, es ahora cuando un antiguo anhelo del Fundador, el Padre José Kentenich, comienza a ser realidad. Durante la cuarta sesión del Concilio Vaticano II, el Padre Kentenich -presente en Roma- trazó los grandes lineamientos del Movimiento para la etapa posconciliar.
Es en este contexto que señala la importancia de estar presente en el centro físico de la Iglesia y en la cercanía del Papa. Inspirándose en la advocación “María, Madre de la Iglesia”, por la cual el Papa Pablo VI entregó al cuidado maternal de María los frutos del Concilio, el Fundador señaló la tarea de su Obra: colaborar para que María sea -según el encargo de su Hijo- la Madre y Educadora de la Iglesia, la Familia de Dios en el mundo.