El diácono San Marino, cuya fiesta en toda la Iglesia Católica se celebra cada 4 de septiembre, es el único santo que fundó una república que permanece hasta hoy. Pero algo que poco se conoce es que todo se originó por dos mujeres que lo perseguían. Aquí su historia.
De acuerdo a Vatican News, San Marino y su amigo León llegaron en el 275 d. C. a la península itálica procedentes de Dalmacia (Croacia). Tuvieron que trabajar extrayendo y labrando rocas en el Monte Titano, al noreste de la actual Italia. San Marino se fue a Rimini, un poco más al norte, y se puso a predicar el evangelio, y se encontró con una mujer que aseguraba enfáticamente ser su esposa.
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El sitio web de vidas de santos Santi e Beati indica que la mujer se había enamorado de San Marino pero él la rechazó y, por esa razón, lo denunció a las autoridades en una época en la que los cristianos eran perseguidos.
Es así que San Marino huyó a Monte Titano. Al final la mujer se arrepintió de lo que había hecho y retiró la denuncia.
En la cumbre de este monte, el santo construyó una especie de ermita para vivir como monje, dedicándose a la oración y la conversión de pecadores; y poco a poco se fue formando una comunidad.
Sin embargo apareció otra mujer indicando que el terreno era suyo y envió a su hijo para que expulsara al santo de su propiedad, algo que no pudo hacer porque sufrió una parálisis.
Es así que la mujer se puso a rogar a San Marino por ayuda y el hijo recuperó la salud. En agradecimiento, la madre le regaló su tierra al santo. Más adelante, San Gaudencio, obispo de Rimini, lo ordenó diácono.
Alrededor de la comunidad nació un pueblo. Se dice que antes de morir, San Marino les dijo: “Os dejo libres de ambos hombres”. Vatican News explica que esta frase es atribuida a él y que con ella se cree que los habría liberado “tanto de la opresiva autoridad del Emperador como de la intrusiva autoridad del Papa”.
Asimismo, el medio del Vaticano precisa que estas palabras son “el fundamento de la independencia de la República que lleva su nombre [San Marino] y que aún sobrevive hoy en día”.
Esa nación es la República de San Marino que, de acuerdo a su consulado en Reino Unido, fue fundada el 3 de septiembre del 301 d.C., fecha en que, según su Secretaría de Estado, se considera que murió el santo.
Además, en el Concordato entre la Santa Sede y la República de San Marino, se reafirma al santo como su Fundador y Patrono.
En San Marino, la fiesta de su fundación y la de su santo protector se celebran el mismo día. De acuerdo a su Consulado, San Marino “es el Estado soberano más antiguo y la república constitucional más longeva del mundo”.