El Papa Francisco compartió algunas claves para el éxito de las universidades pontificias durante una audiencia en el Vaticano con los miembros del Dicasterio para la Evangelización que participan en la asamblea plenaria para reflexionar sobre el futuro de la Pontificia Universidad Urbaniana.
Al inicio de su discurso, el Santo Padre mostró su desacuerdo con el proyecto de “disolver” la Urbaniana junto con las otras universidades: “No, no se puede”, aseveró el Pontífice.
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A continuación, el Papa Francisco reflexionó acerca de la identidad y misión de este centro. Para el Pontífice, la vocación de esta institución académica “hace que su identidad haya coincidido siempre con su misión”.
“La formación, la docencia, la investigación y la vitalidad de la Universidad forman parte del mandato que hemos recibido de anunciar la Buena Noticia a todos los pueblos”, continuó.
Asimismo, destacó la importancia de que el patrimonio de la universidad “se traduzca en respuestas adecuadas a los interrogantes que la realidad de hoy plantea a la Iglesia y al mundo”.
También señaló que, a pesar de que no vivimos en una sociedad cristiana, “estamos llamados a vivir como cristianos en la sociedad plural de hoy”.
Respecto a la expectativa y futuro de esta universidad, el Papa Francisco destacó “el discernimiento exigido a las instituciones universitarias de Roma, especialmente dependientes de la Sede Apostólica”.
“Aquí deben converger la necesidad de elevar la calidad de la oferta educativa y de investigación, y la necesaria racionalización de los recursos humanos y económicos”, señaló.
“Esto requiere una visión capaz de mirar más allá del hoy, que sea capaz de considerar la situación eclesial y social, la vitalidad de las estructuras eclesiales y su sostenibilidad, las necesidades de las Iglesias locales, las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, y los índices demográficos de las diversas regiones”, dijo a continuación.
Más adelante, animó a los miembros del Dicasterio a no tener miedo a la creatividad y exhortó a trabajar por “un modelo renovado de Universidad, como comunidad de conocimiento y aprendizaje” que evite el riesgo “de que los estudios se reduzcan al mero cumplimiento de clases, créditos y exámenes”.
“Para que una institución académica sea atractiva y competitiva se requiere un profesorado dedicado, investigación científica y capacidad para hacer una aportación significativa a la doctrina”, señaló.
Hacer un buen uso de los recursos significa, según el Pontífice, “unificar caminos iguales, compartir profesores entre las seis instituciones, eliminar el despilfarro, planificar las actividades con sensatez y abandonar prácticas y proyectos obsoletos”.
En el caso específico de la Urbaniana, señaló que es importante “que su especificidad misionera e intercultural aflore aún más en la calidad de la formación ofrecida, para que los formados sean capaces de mediar el mensaje cristiano con originalidad en relación con otras culturas y religiones”.
“¡Cuánta necesidad tenemos de pastores, personas consagradas y laicos que sepan encarnar el impulso misionero para evangelizar las culturas e inculturar así el Evangelio! Estas dos cosas van siempre juntas: evangelización de la cultura e inculturación del Evangelio, exclamó.
También mostró su deseo de que “puedan crearse más centros de investigación para las distintas regiones geográficas y culturales y reforzar los ya existentes” y pidió por último que “el Espíritu Santo, con el don de la sabiduría, inspire vuestras reflexiones”.