En una nueva carta dirigida al Arzobispo de Bourges (Francia), el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Víctor Fernández, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Misericordia vinculada al santuario mariano de Pellevoisin, donde la Virgen María se habría aparecido a Estelle Faguette.
Basándose en las nuevas normas para el estudio de presuntas apariciones en la Iglesia Católica, el Cardenal Fernández precisó que, aunque no es práctica actual de este Dicasterio pronunciarse sobre el carácter sobrenatural o el origen divino de los fenómenos sobrenaturales y de los supuestos mensajes, “las expresiones que Estelle presentaba como procedentes de la Virgen María tienen un valor particular que permite entrever una acción del Espíritu Santo en medio de esta experiencia espiritual”.
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La autoridad vaticana afirmó que “son muchos y hermosos los frutos de fe y caridad que se han producido en torno al santuario” y precisó también que otros Pontífices, como León XIII o Benedicto XV, autorizaron gestos de devoción vinculados a estos hechos.
¿Quién era Estelle Faguette?
Estelle nació el 12 de septiembre de 1843 en una familia muy pobre. Para sacar adelante a sus padres, trabajó como lavandera y como doméstica.
Tras enfermar, la joven escribió una carta a la Virgen María para pedir por su recuperación y poder así seguir manteniendo a su familia.
En febrero de 1876, a la edad de 32 años, comenzaron las primeras apariciones. La Virgen María le habría prometido que se curaría tras la quinta aparición, y así ocurrió.
Una curación milagrosa
Según recordó el prelado en la misiva, difundida este 30 de agosto, durante su enfermedad grave e incurable, “Estelle Faguette experimentó la presencia de la Virgen María, que le habló en varias ocasiones del amor de Jesucristo”.
“Su curación, más allá de cualquier explicación natural, fue confirmada como milagrosa por el arzobispo de Bourges, el 8 de septiembre de 1893, con el consentimiento del entonces Santo Oficio”, señaló a continuación.
Haciendo referencia a los escritos y narraciones de la presunta vidente, el cardenal subrayó que éstas “sorprenden por su sencillez, claridad y humildad”.
“Estelle narra el sufrimiento causado por su enfermedad. No hace alarde de un espíritu cristiano de resignación. Al contrario, explica su resistencia interior a una enfermedad que trastocó su proyecto de vida”, comentó.
En sus escritos, la joven aseguró que la Virgen le consolaba con algunas frases como: “No temas, eres mi hija”; “Si quieres estar a mi servicio, sé sencilla”; “Tranquila, hija mía, ten paciencia, tendrás sufrimientos, pero yo estoy aquí”.
Además, la Virgen también le dirigió “suaves exhortaciones que Estelle llama reproches”. Por ejemplo, cuando Estelle dice que preferiría morir, la Virgen le responde con una sonrisa: “Ingrata, si mi Hijo te da la vida es porque la necesitas. ¿Qué ha dado al hombre en la tierra más precioso que la vida?”.
Tras la curación de la joven, el purpurado concluyó que “la Madre sabe reconocer todo el bien que se esconde detrás de nuestras palabras”.
Según contó la vidente, la Virgen María también le dijo “que le gustaría devolver la paz a la Iglesia, porque en la Iglesia no hay la calma que yo deseo”.
María, intercesora de su Hijo
El Cardenal Fernández precisó que la experiencia de Pellevoisin “es mariana, pero al mismo tiempo es fuertemente cristológica”.
De hecho, continuó el cardenal, “la gran petición que la Virgen dirige a Estelle es que le extienda el escapulario con la imagen del Corazón de Cristo, y el gran mensaje de María es la invitación a volverse hacia ese Corazón amoroso del Señor”.
La Virgen María también habría lamentado en una de sus apariciones “la falta de respeto” que tenemos “a mi Hijo en la Sagrada Comunión y la actitud de oración que adoptamos cuando nuestra mente está ocupada en otras cosas”.
Para el Prefecto del Dicasterio vaticano, de particular importancia y belleza “es la escena en la que María evita dejar claro que las gracias derramadas son suyas”.
Estelle dice que “la Santísima Virgen extendió las manos y cayó una lluvia abundante, y en cada una de estas gotas me pareció ver escritas gracias como misericordia, salvación, confianza, conversión y salud”. Pero la Virgen añadió: “Estas gracias vienen de mi Hijo”.
Un bien para toda la Iglesia
De este modo, el Cardenal Fernández niega las “objeciones doctrinales, morales o de otra índole a este acontecimiento espiritual” y permite que los fieles puedan “dar su asentimiento de manera prudente”.
Además, reiteró que en este caso la devoción, ya floreciente, “es particularmente recomendable para quienes libremente quieran adherirse a ella”.
“Encontrarán en ella un camino de sencillez espiritual, de confianza, de amor, que les hará un gran bien. Por tanto, es posible emitir el pertinente decreto de nihil obstat que se nos ha propuesto. Será ciertamente un bien para toda la Iglesia”, concluyó.