El 29 de agosto es la fiesta de Santa Sabina, quien tiene una basílica construida en su honor en el monte Aventino de Roma. Este lugar, donde tradicionalmente los Papas celebran la Misa de Miércoles de Ceniza, encierra varios misterios relacionados con importantes santos de la Iglesia Católica y que les compartimos a continuación.

1. La piedra del diablo

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La Provincia dominica Santo Tomás de Aquino en Italia cuenta que en 1219 la Iglesia fue puesta bajo la custodia de Santo Domingo de Guzmán y sus frailes por voluntad del Papa Honorio III. En la entrada del templo, a la mano izquierda, se encuentra una columna retorcida donde está una piedra negra y redonda, llamada Lapis Diaboli (piedra del diablo).

La piedra del diablo. Crédito: Stock Photos 2000 - Shutterstock
La piedra del diablo. Crédito: Stock Photos 2000 - Shutterstock

Una leyenda narra que cierto día Santo Domingo estaba rezando sobre una losa de mármol que cubría los restos de algunos mártires. El diablo enfurecido le lanzó esta piedra al santo y rompió la placa, pero en realidad la losa habría sido rota por un arquitecto durante una restauración en 1527. Luego los fragmentos fueron hallados y recompuestos.

2. El naranjo de más de 800 años

Los dominicos en Italia también describen que, según la tradición, en 1220 Santo Domingo plantó un naranjo dulce traído de España, que se puede ver desde el templo a través de un hueco en la pared. 

El interior de la Basílica de Santa Sabina en Roma. Crédito: ThePhotografer (CC BY-SA 4.0)
El interior de la Basílica de Santa Sabina en Roma. Crédito: ThePhotografer (CC BY-SA 4.0)

“Se considera milagroso porque, siglos después, ha seguido dando fruto a través de otros árboles que renacieron sobre el original una vez seco”, indican.

También se cuenta que en una ocasión Santa Catalina de Siena regaló 5 naranjas confitadas al Papa Urbano VI en 1379 y que éstas “fueron recogidas por la santa de esta misma planta”.

3. El encuentro de 2 famosos santos fundadores

Según el libro Vida de Santo Domingo de Guzmán del dominico Fray Enrique Domingo Lacordaire, cierta noche Santo Domingo tuvo una visión mística en la que Cristo estaba enojado con el mundo, pero la Virgen intervino y le presentó dos hombres valerosos que lo tranquilizaron. Uno de ellos era él, pero al otro no lo conocía.

El encuentro de San Francisco y Santo Domingo, foto del púlpito del priorato de Santo Domingo en Newcastle. Crédito: Flickr Lawrence OP (CC BY-NC-ND 2.0)
El encuentro de San Francisco y Santo Domingo, foto del púlpito del priorato de Santo Domingo en Newcastle. Crédito: Flickr Lawrence OP (CC BY-NC-ND 2.0)

Al día siguiente, en una iglesia, “se ignora cuál fue [precisa el autor]”, Domingo vio a San Francisco, corrió y lo abrazó porque reconoció que él era el otro hombre de la visión. Le contó lo que había visto y llegaron a ser grandes amigos. 

La Orden de Predicadores señala que, según la tradición, “el famoso encuentro” se dio junto a la iglesia de Santa Sabina.

4. La peste y el papado

La Provincia dominica cuenta que en 1287 se realizó un cónclave en Santa Sabina, pero se esparció una epidemia de malaria en Roma que mató a 6 cardenales. Los otros purpurados huyeron, pero sólo uno se quedó en el lugar, Gerolamo Masci. 

En 1288 los cardenales se volvieron a reunir y lo eligieron como pontífice, convirtiéndose así en el Papa Nicolás IV.

Santa Sabina es tradicionalmente el lugar donde los Pontífices celebran la Misa del Miércoles de Ceniza, pero según los dominicos “no se sabe exactamente por qué se eligió Santa Sabina: algunos piensan que el Papa, en vista de los trabajos cuaresmales, se retiraba allí para descansar unos días”. 

“La elección podría deberse también a la empinada cuesta —símbolo de los esfuerzos necesarios para la «ascensión» hacia la perfección espiritual del alma— que la procesión que partía de la basílica de Santa Anastasia debía recorrer para llegar hasta ella”, concluyen. 

5. Disputa histórica

Vatican News señala que Santa Sabina era una romana de la nobleza que se convirtió al cristianismo gracias a su esclava Serapia. Ambas fueron martirizadas alrededor del año 120 y sus reliquias están en la Basílica de Santa Sabina, que según los dominicos “fue fundada por el presbítero romano Pietro d'Illiria durante el pontificado del Papa Celestino I (422-432)”. 

El museo del Prado tiene una pintura titulada “Paisaje con el entierro de Santa Serapia” donde aparece Sabina viendo cómo entierran a su criada, al parecer en el Monte Aventino. El museo indica que Serapia era de Antioquía, Siria, y que llegó a Roma huyendo de la persecución contra los cristianos. Sin embargo, no hay muchas referencias oficiales de ella.

Asimismo, la Enciclopedia Católica (EC) enfatiza que las actas del martirio de Santa Sabina, donde estaría explicado quién fue y cómo murió, “no tienen ningún valor histórico”. 

La Arquidiócesis de Granada es más tajante y resalta que “ni siquiera estamos ciertos de que dicha mártir haya existido… El Martirologio actual no conmemora a Serapia, ni convalida la leyenda”.  

No obstante, la Provincia dominica Santo Tomás de Aquino en Italia  precisa que la Basílica se construyó sobre la tumba de Santa Sabina, y que el lugar era donde quedaba su casa. La EC añade que originalmente el templo se dedicó a las dos santas.