Este lunes, millones de niños y adolescentes de todo el país regresaron a las aulas para comenzar el ciclo escolar 2024-2025 en México. En este contexto, la Iglesia Católica presentó un decálogo con el objetivo de ayudar a todos los involucrados en la educación a formar personas íntegras.
La Secretaría de Educación Pública (SEP), informó que a las aulas ingresarán para este periodo “23 millones de estudiantes atendidos por un millón 231 mil 733 maestras y maestros en 231 mil 534 planteles en todo el país”.
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Ante este importante inicio de ciclo escolar, la Arquidiócesis Primada de México, a través de la editorial de su semanario Desde la Fe del 24 de agosto, expresó su deseo de que las escuelas contribuyan a modelar “personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones para tener una humanidad más fraterna”.
Decálogo para el “buen regreso a clases”
En primer punto de este decálogo, la Arquidiócesis de México subrayó la necesidad de “inculcar el respeto al prójimo” a través de la educación “en el amor al otro, tal como es, no ‘como yo quiero que sea’, sin juzgar ni condenar y mucho menos descartar a nadie”.
Asimismo, la editorial hizo un llamado a “erradicar todo tipo de violencia en las escuelas” para prevenir que los jóvenes se sientan atraídos por el crimen y “pierdan el respeto y amor por la vida”.
Por otro lado, la Iglesia Católica alentó a trabajar en el “cuidado mental y emocional” de los menores, exhortando a los padres y tutores a llevar un “acompañamiento emocional” y a buscar la prevención de padecimientos como la depresión y la ansiedad.
El decálogo también destacó la importancia de “fortalecer la identidad” de los estudiantes, lo que les ayudará a “desarrollar sus capacidades y empoderamiento”.
Además, se hizo un llamado a las comunidades para “fomentar la disciplina y responsabilidad”.
En el sexto punto, la Arquidiócesis de México señaló que es importante “la organización de tiempos” que permita a los menores priorizar el estudio, pero “manteniendo un equilibrio con el descanso, el tiempo en familia, con los amigos y otras actividades que fortalezcan su espíritu y la formación de valores”.
Otro punto relevante fue la invitación a padres y profesores a “dar ejemplo de buenas conductas”, demostrando los valores que se desean desarrollar en los niños, como “la honestidad, el respeto y el amor al prójimo”.
La Iglesia Católica también pidió promover el “trabajo en equipo”, subrayando que la educación “no es una tarea individual, sino comunitaria”, y que fomentar estas habilidades “ayudará a combatir problemáticas como la discriminación, el egoísmo y el individualismo”.
Asimismo, se enfatizó la importancia de “fortalecer la alianza escuela-familia”, con la intención de que esta alianza “permita la transmisión de conocimientos, pero también la transmisión de valores humanos y espirituales”.
Finalmente, la Iglesia llamó a todos los involucrados en el proceso educativo a realizar “un compromiso para amar a nuestro planeta y evitar el desperdicio de los recursos naturales, lo que además nos demanda estar siempre dispuestos a compartir”.