El Papa Francisco envió un mensaje a los Líderes de Agesci, una asociación de guías y scouts católicos, a quienes animó a educar principalmente con su vida, más que con palabras.
Al inicio de su mensaje, el Santo Padre les exhortó a buscar el “entusiasmo de su fe en Jesús, Maestro y Amigo, para continuar con alegría su camino humano y espiritual dentro de la Iglesia, dando testimonio del Evangelio en la sociedad”.
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Asimismo, esperó que las jornadas de reflexión, que finalizaron el pasado 25 de agosto en Verona (Italia), susciten “la conciencia de cuán delicado es vuestro compromiso educativo con los niños, los adolescentes y los jóvenes, que deben ser acompañados con sabiduría y sostenidos con afecto”.
Esto, según el Santo Padre, requiere una formación de calidad para “quienes están llamados a desempeñar esta importante misión: en primer lugar, la disposición para escuchar y empatizar con los demás, como ámbito en el que germina y fructifica la evangelización”.
En particular, continuó el Papa Francisco, “se trata de desarrollar la capacidad de escucha y el arte del diálogo, que se anclan naturalmente en una vida de oración, donde se entra en diálogo con el Señor, se hace una pausa en su presencia para aprender de Él el arte del amor oblativo, de modo que poco a poco la propia existencia sintonice con el corazón del Maestro”.
Más tarde, destacó que la formación es necesaria para llevar a cabo el “reto misionero”, al igual que Jesús hizo con los Apóstoles mediante las “intervenciones formativas” que leemos en el Evangelio.
En este sentido, resaltó el impacto formativo que supone la vida y el comportamiento de los formadores, quienes “educan principalmente con su vida, más que con palabras”.
“La vida del formador, su constante crecimiento humano y espiritual como discípulo de Cristo, sostenido por la gracia de Dios, es un factor fundamental del que dispone para dar eficacia a su servicio a las jóvenes generaciones. De hecho, su vida misma da testimonio de lo que sus palabras y sus obras pretenden transmitir en el diálogo y el acompañamiento formativo”, afirmó.
El Santo Padre se refirió a esta asociación como una “importante realidad educativa en la Iglesia” y animó a sus miembros a hacer de ella “un gimnasio de vida cristiana, una ocasión de comunión fraterna, una escuela de servicio al prójimo, especialmente a los más desfavorecidos y necesitados”.
“No os dejéis paralizar por las dificultades, sino poneos siempre en camino en busca del plan que Dios tiene para cada uno”, concluyó.