En su oración de invocación en la noche de apertura de la Convención Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) el lunes, el Arzobispo de Chicago (Estados Unidos), Cardenal Blase Cupich, lamentó las “injusticias actuales en nuestra vida nacional” al tiempo que llamó a la unidad del país. Grupos provida expresaron su decepción por la falta de referencia específica en la oración a la tragedia del aborto.

Hablando ante una sala llena en el United Center en Chicago el lunes por la noche, el Cardenal Cupich dijo que los estadounidenses están llamados regularmente a “retejer el tejido de Estados Unidos”, señalando que el país es “una nación compuesta por todos los pueblos y culturas, unidos no por lazos de sangre sino por las profundas aspiraciones de vida, libertad, justicia y esperanza ilimitada”.

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“En cada generación, estamos llamados a renovar estas aspiraciones”, dijo el purpurado. “Lo hacemos cuando vivimos las virtudes que habitan en nuestros corazones, pero también cuando enfrentamos nuestros fracasos para erradicar las injusticias actuales en nuestra vida nacional, especialmente las creadas por la ceguera moral y el miedo al otro”.

El arzobispo pidió a Dios que avive “en nosotros la determinación de proteger” su obra.

“Que nuestra nación se convierta más plenamente en un constructor de paz en nuestro mundo herido, con el coraje de imaginar y perseguir juntos un futuro lleno de amor”, rezó el arzobispo. “Y que nosotros, como estadounidenses individuales, nos convirtamos más plenamente en instrumentos de la paz de Dios”.

El Cardenal Cupich también pidió la paz mundial, especialmente “por las personas que sufren la insensatez de la guerra”, y evocó al Papa Francisco animando a la audiencia a que “‘sueñe sueños y vea visiones’ de lo que, por la gracia [de Dios], nuestro mundo puede llegar a ser”.

En reacción a la oración del cardenal, Illinois Right to Life emitió un comunicado en el que señaló que la participación del prelado tuvo lugar mientras Planned Parenthood ofrecía abortos y vasectomías gratuitos “justo afuera de las puertas” de la convención.

La presidenta de Illinois Right to Life, Mary Kate Zander, dijo que era “increíblemente desalentador ver a un líder de la iglesia local que una vez se alineó con nuestra causa participar en un evento tan profundamente anti-vida y anti-familia como la DNC”.

“El Cardenal Cupich perdió una clara oportunidad anoche para condenar sus políticas viles y asesinas y, en efecto, traicionó a la vibrante comunidad provida con la que una vez se alineó en nuestro estado”, dijo.

En una publicación en Catholic Culture, el veterano periodista católico Phil Lawler secundó a Zander, lamentando que “en ninguna parte de su invocación el Cardenal Cupich ofreció el más mínimo desafío a la ideología perversa que gobernó la convención demócrata”. “Todo lo contrario; los pocos pasajes de su oración que podrían haber sido interpretados como referencias a temas políticos actuales sonaban más como un estímulo para los Demócratas”.

La oración de Cupich contrasta con la del Arzobispo de Milwaukee, Mons. Jerome Listecki, quien pronunció la invocación en la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, el mes pasado.

“Señor, te damos gracias por nuestra nación. Nuestros Padres Fundadores sostenían estas verdades evidentes por sí mismas: que todos son creados iguales, dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, incluida la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, dijo Mons. Listecki.

“Durante 248 años, hemos sostenido esta visión: proteger la dignidad de cada vida desde la concepción hasta la muerte natural; para proteger su libertad, especialmente para hablar libremente y adorarte, y para apoyar su búsqueda de la felicidad en esta vida y en la próxima”, agregó el arzobispo.

A continuación el texto completo de la invocación del Cardenal Cupich:

Te alabamos, oh Dios de toda la creación. Aviva en nosotros la determinación de proteger la obra de tus manos. Tú eres la fuente de toda bendición que adorna nuestras vidas y nuestra nación.

Te pedimos que nos ayudes a comprender y responder verdaderamente al llamado sagrado de la ciudadanía. Somos una nación compuesta por todos los pueblos y culturas, unidos no por lazos de sangre sino por las profundas aspiraciones de vida, libertad, justicia y esperanza ilimitada. Estas aspiraciones son la razón por la que nuestros antepasados ​​vieron a Estados Unidos como un faro de esperanza. Y, con tu guía constante, Señor, que sigamos siéndolo hoy.

En cada generación, estamos llamados a renovar estas aspiraciones, a retejer el tejido de Estados Unidos. Lo hacemos cuando vivimos las virtudes que habitan en nuestros corazones, pero también cuando enfrentamos nuestros fracasos para erradicar las injusticias actuales en nuestra vida nacional, especialmente las creadas por la ceguera moral y el miedo al otro.

Oramos por la paz, especialmente por las personas que sufren la insensatez de la guerra. Pero mientras oramos, también debemos actuar, porque construir el bien común requiere trabajo. Requiere amor.

Por eso oramos: Que nuestra nación se convierta más plenamente en un constructor de paz en nuestro mundo herido, con el coraje de imaginar y perseguir juntos un futuro lleno de amor. Y que nosotros, como estadounidenses individuales, nos convirtamos más plenamente en instrumentos de la paz de Dios.

Guíanos, Señor, para que asumamos nuestra responsabilidad de forjar este nuevo capítulo de la historia de nuestra nación. Que esté arraigado en el reconocimiento de que para nosotros, como para cada generación, la unidad que triunfa sobre la división es lo que hace avanzar la dignidad y la libertad humanas.

Que sea impulsado por las mujeres y los hombres elegidos para servir en la vida pública, que saben que el servicio es la marca del verdadero liderazgo.

Y que este nuevo capítulo de la historia de nuestra nación esté lleno de una esperanza abrumadora, una esperanza que se niegue a limitar nuestra visión nacional, sino que, como ha dicho el Papa Francisco, “sueñe sueños y vea visiones” de lo que, por tu gracia, nuestro mundo puede llegar a ser.

Pedimos todo esto, confiando en tu cuidado siempre providente para con nosotros. Amén.

Este artículo se actualizó el miércoles 21 de agosto a las 11:32 a.m. (-5GMT), con las reacciones a los comentarios del Cardenal Cupich.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.