El Cardenal Peter Erdö, Arzobispo de Esztergom-Budapest (Hungría), afirma que la fe es lo más importante de la vida, algo que aprendió de sus padres, de manera más clara durante los años que gobernó el comunismo en el país europeo.
En entrevista con Radio Vaticano y Vatican News el 14 de agosto, en el marco de la fiesta de la Asunción de la Virgen María y del Rey San Esteban de Hungría, que en el país europeo se celebra el 20 de agosto, el Cardenal recordó cómo fue que aprendió la fe de sus padres.
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“En primer lugar fueron mis padres, nuestra familia, porque no sólo rezábamos en casa, hablábamos de las fiestas religiosas, íbamos juntos a la Iglesia, sino que mi padre también nos transmitía la catequesis”, relató el purpurado húngaro de 72 años.
“Y luego nos enteramos de que mi padre, que había sido jurista, no podía ejercer su profesión porque se le consideraba demasiado religioso. Mi madre, que era maestra, no podía enseñar porque la consideraban demasiado religiosa”, continuó.
“Y así vimos qué era lo más importante en la vida. Sin duda, la fe era lo primero. Y por eso mis padres no la vivieron de forma trágica, sino de forma natural, es decir, con la naturalidad de creer que Dios es supremo. Y que la religión es lo más importante en nuestras vidas”, subrayó el arzobispo.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, Hungría pasó a ser parte del bloque comunista liderado por la Unión Soviética. En 1949 nació entonces la República Popular de Hungría, un sistema totalitario que también consideraba a la Iglesia como enemiga; y que duró hasta 1989: 50 años de comunismo en un país de profundas raíces cristianas.
El Cardenal Erdö indicó también en la entrevista que “si la fe es lo más importante de la vida, entonces servir a la fe de los demás, transmitir la fe, enseñar la fe y, sobre todo, administrarla en la liturgia, son las cosas más grandes de la vida”.
“Las cosas más importantes que uno puede hacer y las más útiles, también para la salvación de los demás. Esta es la principal motivación que sentía ya de niño. Y así llegué poco a poco a la decisión de entrar en el seminario”, hasta llegar a su ordenación sacerdotal en 1975.
La vida de oración del Cardenal Erdö
“Mi vida de oración comenzó cuando estaba en el instituto. Siempre empezaba el día con el Himno de la Caridad de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios y lo terminaba rezando el Te Deum. Así que la oración daba un marco a mis días”, compartió el purpurado al ser preguntado sobre cómo vive este Año de la Oración en preparación al Jubileo de 2025.
“Mi padre espiritual me había recomendado meditar un poco la Sagrada Escritura: no más de diez minutos, cada día. Un pasaje del Nuevo Testamento es también una gran ayuda para orientarme en la vida en este año de oración que está teniendo lugar”, continuó.
El cardenal también se refirió a la importancia del rezo del Rosario.
“Luego en la diócesis hay programas personales, programas comunitarios, el Rosario cada primer sábado a las 10 de la mañana. Y hay una oración delante de la Basílica de San Esteban, en la plaza, donde la gente se arrodilla y reza así el Rosario, que es un gran testimonio ante el mundo”, remarcó.
Hablando luego sobre San Esteban, el Cardenal Erdö resaltó que el monarca “dedicó su corona y su país a Nuestra Señora. Hungría fue el primer país que, según la tradición, fue consagrado a la Virgen y por eso la Virgen es venerada en Hungría como patrona de nuestro pueblo”.
“Es una alegría saber que hay muchos otros pueblos que también han elegido a la Virgen María como patrona, porque una misma Madre puede tener más de un hijo”.