Durante la oración preparatoria para el Congreso Eucarístico Nacional –que se realizará del 2 al 5 de setiembre en Corrientes– el Arzobispo de Resistencia, Mons. Carmelo Giaquinta, afirmó que si bien en las situaciones extremas se muestra si la solidaridad todavía existe, “el banco de prueba de su calidad es lo cotidiano”.
El Prelado explicó que “los ámbitos normales de la solidaridad son la familia, el trabajo, la vida diaria en la sociedad, tanto civil como eclesial. Es decir, aquellos en los cuales se busca permanentemente el bien común. Es allí donde mostramos que somos verdaderamente responsables de todos”.
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Con frecuencia “reducimos la solidaridad a la reacción instintiva ante el otro que se encuentra en grave necesidad”, expresó el Arzobispo y aclaró que “a pesar de su nobleza, señales como éstas son insuficientes. Indican que el ser humano no está muerto en su egoísmo, y que retiene la capacidad de alcanzar un nivel de salud mejor”.
Mons. Giaquinta subrayó que “los seres humanos somos, ante todo y por sobre todo, hermanos. De lo cual brotan graves responsabilidades. De allí que no podemos quedarnos indiferentes ante ningún ser humano caído y también oramos por la auténtica solidaridad con quienes están más heridos por la injusticia y la pobreza”.
“Después de pedir a Dios el don de la reconciliación en nuestra sociedad herida por la división y el desencuentro, pedimos la auténtica solidaridad con quienes están más heridos a causa de la injusticia y la pobreza. De esa manera, se ponen en evidencia dos de las necesidades más sentidas en nuestra Patria: la discordia y la pobreza creciente”, agregó el Prelado.
“Pero sobre todo –concluyó el Arzobispo– se pone de relieve la profunda relación que hay entre los dones que le pedimos a Dios: reconciliación y solidaridad. Si los vicios van juntos, también van juntas las virtudes. De allí el lema del Congreso: ‘Eucaristía: reconciliación y solidaridad’”.