El número de sacerdotes católicos que sirven en la Diócesis de Nsukka (Nigeria) ha superado los 400 tras la ordenación de 23 nuevos sacerdotes, el 10 de agosto.
En un mensaje pronunciado al final de la ordenación, el Obispo de Nsukka, Mons. Godfrey Igwebuike Onah, expresó su gratitud y alegría por el creciente número de sacerdotes que sirven en su diócesis.
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“Debo pedir disculpas a todos los sacerdotes de Nsukka que no están en el santuario. Con la ordenación de hoy, ya somos 417 sacerdotes en esta diócesis”, dijo Mons. Onah durante la Misa en la Catedral de Santa Teresa. “Ahora comprenden por qué algunos de ustedes durante los últimos 10 años no han podido imponer las manos a sus hermanos recién ordenados, porque si todos nosotros impusiéramos las manos, todavía lo estaríamos haciendo”.
“Pero en el futuro, encontraremos una manera de permitir que tantos de ustedes como sea posible ejerzan este gesto”, dijo el obispo.
En su homilía, Mons. Onah hizo una advertencia sobre el uso de las plataformas de redes sociales en el ministerio de un sacerdote.
“Hay ciertos lugares que los sacerdotes deben evitar, ciertos sitios web que no deben visitar, ciertas aplicaciones que no deben descargar y ciertas redes con las que no deben interactuar. Incluso su vestimenta debe reflejar su sagrado llamado”, dijo.
“Como sacerdotes, deben discernir a dónde van y qué hacen. Deben recordar que son vasijas de barro que transportan un tesoro precioso, y deben custodiarlo cuidadosamente”, agregó el obispo.
Mons. Onah reiteró la importancia de que los sacerdotes vivan vidas que reflejen su sagrado llamado, no sólo en su ministerio, sino también en todos los aspectos de su comportamiento.
“Los sacerdotes están llamados a estar entre el pueblo y Dios, a ofrecer oraciones en nombre de la Iglesia y a transmitir el mensaje de Dios al pueblo. Si bien la tentación de los sacerdotes de convertirse en activistas es grande, su verdadera vocación es ser hombres de oración, guiando a los fieles en la santidad”, dijo el prelado.
Además, destacó el contexto global de su llamado, recordando a los 23 diáconos que fueron ordenados al sacerdocio que pertenecen no sólo a su diócesis local, sino a la Iglesia Católica en todo el mundo.
“Aunque cada sacerdote es ordenado para una diócesis o instituto religioso en particular, cada sacerdote pertenece a la Iglesia Católica y para todo el mundo. A partir de este momento, sus ideas personales, sus intereses y sus carismas se pondrán al servicio de la Palabra de Dios”, dijo.
Trazando paralelismos con el profeta Jeremías, quien fue llamado a profetizar a las naciones, Mons. Onah instó a los nuevos sacerdotes a ver su misión como una que trasciende las fronteras y a estar preparados para las difíciles tareas que se avecinan.
“Mientras sean fieles a esta misión, no tienen por qué temer. En Cristo, los roles de pastor, sacerdote y profeta se combinan, y sus hermanos y amigos ahora están asumiendo esta responsabilidad”, dijo el obispo.
Mons. Onah, que dirige la diócesis nigeriana de Nsukka desde julio de 2013, dijo a los sacerdotes recién ordenados que ahora están “profundamente transformados y configurados a Cristo”. Les recordó que la gracia que reciben a través de la ordenación los equipa para cumplir con sus sagrados deberes.
Los nuevos sacerdotes “alejarán a las personas del pecado a través del bautismo, las reconciliarán a través del sacramento de la penitencia, las fortalecerán en Cristo a través de la Eucaristía y las sanarán a través del sacramento de la unción. Satanás no estará complacido con su obra. Por lo tanto, deben ser cautelosos, conscientes de su fragilidad como vasijas de barro y de lo precioso que es el tesoro que llevan”, dijo Mons. Onah.
El prelado les dijo a los 23 nuevos sacerdotes que no son el “resultado de un accidente, no importa lo que la ciencia sugiera. Cada ser humano es una expresión única del amor de Dios, única e irremplazable”.
Mons. Onah pidió a los fieles que apoyen a los nuevos sacerdotes con oraciones y que les permitan ejercer su ministerio sin interferencias.
Además expresó su gratitud a “las familias, las comunidades parroquiales y todos los que contribuyeron a la formación de estos jóvenes, reconociendo el esfuerzo colectivo requerido para prepararlos para su compromiso de por vida”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.