Cada 13 de agosto la Iglesia Católica conmemora al Beato Marcos De Aviano, el fraile franciscano italiano que inspiró la creación de la famosa bebida capuchino. Su nombre también está asociado al origen del pan cruasán, también conocido como media luna.
El Beato Marcos De Aviano —cuyo nombre de nacimiento era Carlos Domingo Cristofori (1631-1699)— es la figura carismática que ayudó al Papa Inocencio XI a recomponer la Liga Santa de naciones cristianas para oponerse a la rápida expansión del Imperio Otomano en Europa.
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En una Misa celebrada en el campamento del monte Kahlenberg, en vísperas de la batalla decisiva del 12 de septiembre de 1683, alentó a los soldados cristianos mediante una encendida homilía, instándolos a defender a sus hermanos cristianos y su fe contra los invasores.
La batalla terminó con la aplastante victoria de la Liga Santa y la retirada del ejército turco.
En la actualidad, el fraile capuchino es recordado por su vida de santidad y los numerosos milagros que realizó durante su existencia terrena, suscitando cientos de conversiones y vocaciones en su época y posteriormente. El Papa Juan Pablo II lo beatificó en 2003.
Pero algo que poco se sabe es que Marcos De Aviano está también en el origen de la creación del mundialmente famoso capuchino y, más indirectamente, del croissant (cruasán, en español), dos elementos inevitables del desayuno europeo actual.
El capuchino del Beato
El origen exacto del capuchino, estrechamente vinculado a la Batalla de Viena (1683), sigue siendo objeto de debate. La teoría más extendida es que, tras la captura del campamento turco al final de la batalla, los soldados imperiales encontraron cientos de sacos de café, junto con otros muchos tesoros abandonados por el ejército derrotado.
El amargor de este producto, bastante desconocido en Occidente en aquella época, tenía un efecto repelente sobre los soldados, por lo que el Beato Marco les aconsejó mezclar la bebida con un poco de leche para endulzarla.
La deliciosa bebida, que además tenía el mismo color que el hábito del fraile, se llamó entonces kapuziner (capuchino, en alemán) en su honor y se extendió rápidamente por Viena y el resto del Sacro Imperio Romano Germánico.
Por otro lado, en el libro Memorie di terra e d'acqua: Note di storia e cultura del Veneto dalle origini alla caduta di Venezia (2014), el académico italiano Ugo Spezia mencionó una versión ligeramente diferente de la historia.
Según él, algunos comerciantes griegos y serbios, que ya conocían bien esta bebida, se apoderaron de los sacos de café abandonados tras la batalla y abrieron las primeras cafeterías de Viena.
En esta ocasión, crearon una nueva bebida caliente a base de leche y café para hacerla más adecuada al paladar occidental. El nombre de la mezcla pretendía honrar al beato Marco, el personaje más popular de Viena tras la liberación de la región.
Cruasán y capuchino, rica combinación
Los datos históricos son más sólidos en cuanto al origen del cruasán. Se cuenta que poco antes de la batalla del 12 de septiembre, unos panaderos, mientras hacían pan durante la noche con la última harina que les quedaba, oyeron a los turcos zapadores (militares excavadores) cavar túneles más abajo. Ellos pudieron dar la alarma a tiempo e impedir el ataque.
En agradecimiento por su contribución, las autoridades imperiales permitieron a los panaderos inmortalizar la victoria haciendo croissants (kipferln, en alemán) en forma de media luna, el símbolo de los invasores otomanos derrotados.
En una entrevista publicada con motivo de la beatificación de fray Marcos De Aviano en 2003, el entonces prefecto de la Congregación —hoy Dicasterio— para las Causas de los Santos, Cardenal José Saraiva Martins, sugirió que el capuchino se creó como homenaje a este taumaturgo capuchino para acompañar al croissant que recién se había creado.
El Beato Marcos De Aviano murió de cáncer el 13 de agosto de 1699, rodeado de sus amigos más cercanos, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Leopoldo I y su esposa Eleonor Magdalena de Neuburg.
Fue enterrado en la Kapuzinerkirche (iglesia capuchina de Viena), que también contiene la Cripta Imperial, el principal lugar de enterramiento de la dinastía de los Habsburgo y de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.