Este domingo, tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco hizo un llamado a recordar y rezar por las víctimas de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, al haberse cumplido, el 6 y 9 de agosto respectivamente, 79 años de esos eventos.
“Hemos recordado estos días el aniversario del bombardeo atómico de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Mientras seguimos encomendando al Señor las víctimas de aquellos sucesos y de todas las guerras, renovemos nuestra intensa oración por la paz”, expresó el Pontífice desde la Plaza de San Pedro.
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El Papa también aprovechó la ocasión para dirigir su pensamiento a las regiones del mundo que actualmente están siendo devastadas por la guerra.
“Renovemos nuestra intensa oración por la paz, especialmente para la martirizada Ucrania, para Oriente Medio, Palestina, Israel, Sudán y Myanmar”, añadió Francisco, haciendo un llamado urgente a la comunidad internacional para que se busquen soluciones pacíficas y se evite el sufrimiento de los inocentes.
Francisco concluyó su mensaje expresando un deseo de paz para todos, y recordando la importancia de la oración. “Os deseo a todos un feliz domingo... y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí”, concluyó el Papa.
El horror atómico: un capítulo oscuro en la historia
El 6 y 9 de agosto de 1945, los Estados Unidos lanzaron bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, causando la muerte instantánea de decenas de miles de personas y dejando a otras tantas sufriendo los efectos de la radiación. Estos ataques, que marcaron el final de la Segunda Guerra Mundial, dejaron una cicatriz imborrable en la historia de la humanidad y un recordatorio constante del poder destructivo de las armas nucleares.
El Papa Francisco, al recordar estos eventos, no solo honró a las víctimas, sino que también subrayó la necesidad de aprender de estos trágicos capítulos de la historia para evitar que se repitan. Su llamado a rezar por la paz se enmarca en un contexto global donde las guerras se intensifican.