Este domingo, el Papa Francisco, en su tradicional discurso previo al rezo del Ángelus en el Vaticano, ofreció una reflexión sobre la importancia de una fe y oración verdaderas, capaces de abrir tanto la mente como el corazón.

“Hermanos y hermanas, la fe y la oración cuando son verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran. Cuando encuentras a una persona que, en la mente, en la oración está cerrada, esa fe y esa oración no son verdaderas”, señaló este 11 de agosto ante miles de fieles.

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Durante su mensaje, el Pontífice hizo un llamado a los fieles a evitar caer en la trampa de las “ideas preconcebidas y la presunción”, las cuales, según sus palabras, pueden bloquear nuestra capacidad de escuchar verdaderamente a Dios y de abrirnos a su gracia.

“¡Cuidado con las ideas preconcebidas y la presunción! Tienen sus esquemas rígidos y no hay lugar en sus corazones para lo que no encaja en ellos, para lo que no pueden catalogar y archivar en las estanterías polvorientas de sus certezas”, advirtió.

El Santo Padre comenzó su reflexión comentando el Evangelio del día, en el cual los judíos se escandalizan ante la afirmación de Jesús de haber “bajado del cielo” (Jn 6,41-51). “Están convencidos de que Jesús no puede venir del cielo, porque es hijo de un carpintero y porque su madre y sus parientes son gente común, personas conocidas, normales, como tantos otros. ¿Cómo podría Dios manifestarse de manera tan ordinaria?”, citó el Papa, señalando cómo estas personas estaban bloqueadas en su fe.

El Papa Francisco advirtió sobre los peligros de tener una mente cerrada e insistió en que muchas veces, aun siendo personas religiosas, “realizamos nuestras prácticas religiosas no tanto para escuchar al Señor, sino más bien para encontrar en estas una confirmación a lo que pensamos”.

“Y así no son capaces de creer. La cerrazón del corazón, ¡cuánto daño hace, cuánto daño hace!”, acotó.

La verdadera fe y la oración, según el Papa Francisco, deben ir más allá de la búsqueda de confirmación de nuestras propias ideas. “Prestemos atención a todo esto, porque a veces nos puede suceder lo mismo también a nosotros, en nuestra vida y en nuestra oración”, alertó. Reiteró que este enfoque erróneo no nos ayuda a “encontrar a Dios, a encontrarlo de verdad, ni a abrirnos al don de su luz y de su gracia, para crecer en el bien, para hacer su voluntad y para superar los cierres y las dificultades”.

Finalmente, el Papa invitó a los fieles a reflexionar sobre su vida de fe, preguntándose si realmente están dispuestos a escuchar a Dios más allá de sus propios esquemas y miedos. “Preguntémonos, entonces: ¿En mi vida de fe soy capaz de callar realmente en mi interior y de escuchar a Dios? ¿Estoy dispuesto a acoger su voz más allá de mis esquemas y venciendo también, con su ayuda, mis miedos?”, preguntó.

“Que María nos ayude a escuchar con fe la voz del Señor y a cumplir con valentía su voluntad”, concluyó el Papa Francisco.