Con motivo de la fiesta de San Lorenzo, patrono de los diáconos, este 10 de agosto, compartimos 12 datos sobre estos importantes servidores, que han recibido el sacramento del orden, y que continúan aumentando en los 5 continentes, incluso con integrantes casados.

1.- Desde los Apóstoles

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La Real Academia Española señala que la palabra diácono proviene del latín tardío diacŏnus, que a su vez deriva del griego διάκονος (diákonos), para referirse al servidor o sirviente.

En los Hechos de los Apóstoles se narra que los Doce les impusieron las manos a “siete hombres de buena fama” para que se ocupen de “servir las mesas”. 

En la lista aparecen los nombres de San Esteban protomártir y de San Felipe (el que bautizó al Etíope), considerados por la tradición como diáconos. Pero el texto bíblico no menciona que lo sean.

La Diócesis de Fort Worth destaca sin embargo que “la Iglesia siempre ha interpretado la selección de los ‘siete’” como “el inicio del origen del diaconado”.

2.- Requisitos para ser diáconos

El Apóstol San Pablo, en su Primera Carta a Timoteo, señala que “los diáconos deben ser hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y enemigos de ganancias deshonestas. Que conserven el misterio de la fe con una conciencia pura”. 

El Código de Derecho Canónico (CIC) indica que el candidato al diaconado debe haber recibido y ejercido antes los ministerios de lector y acolitado. Deberá entregar al Obispo o Superior una declaración expresando su libre y firme decisión para vivir esta vocación, solicitando ser admitido. Tiene que hacer ejercicios espirituales antes de su ordenación.

3.- Funciones del diácono

La Lumen Gentium (LG), constitución dogmática sobre la Iglesia, describe que el diácono, puede “administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia”.

Además, se le puede encomendar el “llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura”.

4.- Tercer grado del Sacramento del Orden

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que “los grados de participación sacerdotal (episcopado y presbiterado) y el grado de servicio (diaconado) son los tres conferidos por un acto sacramental llamado ‘ordenación’, es decir, por el sacramento del Orden”.

La LG precisa que los diáconos están en “el grado inferior de la Jerarquía” y reciben la imposición de las manos “no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio”.

Esta doctrina es tan antigua que San Ignacio de Antioquía (aprox. 30-107 d. C.), discípulo de San Pablo y consagrado obispo por Pedro, decía: “Que todos reverencien a los diáconos como a Jesucristo, como también al obispo, que es imagen del Padre, y a los presbíteros como al senado de Dios y como a la asamblea de los apóstoles: sin ellos no se puede hablar de Iglesia”.

5.- Diáconos transitorios y permanentes

El CIC hace referencia al diaconado transitorio y permanente. El primero se refiere a los diáconos que aspiran al sacerdocio y que reciben este grado como un tránsito. Mientras que los diáconos permanentes son los que deciden vivir esta vocación para toda la vida.

Los que van al presbiterado pueden recibir el diaconado tras cumplir 23 años. Entre el diaconado y la ordenación sacerdotal debe haber un tiempo mínimo de seis meses. 

El aspirante al diaconado permanente puede ser admitido al orden diaconal con 25 años de edad, si es soltero, y 35 años, si es casado pero con el consentimiento de su esposa.

Los diáconos permanentes solteros, antes de su ordenación, deben asumir públicamente que mantendrán la obligación del celibato. 

En el caso de que falleciera la esposa de un diácono permanente él no podrá volverse a casar porque el CIC estipula que “atentan inválidamente el matrimonio quienes han recibido las órdenes sagradas”.

6.- Restaurados con el Concilio Vaticano II

Antiguamente existían los diáconos permanentes, pero con el tiempo sólo fue quedando la figura del diácono transitorio. Con el Concilio Vaticano II los diáconos permanentes (solteros y casados) fueron restablecidos, tal como indica la LG.

Al respecto, el Papa Francisco, en un discurso de 2021 a los diáconos permanentes de Roma, enfatizó que “el diaconado, que en la concepción anterior se reducía a una orden de paso al sacerdocio, recupera así su lugar y su especificidad”.

7.- Pueden recibir un sueldo para sostenerse ellos y a sus familias

El CIC plantea que “los diáconos casados plenamente dedicados al ministerio eclesiástico merecen una retribución tal que puedan sostenerse a sí mismos y a su familia”. 

Sin embargo, aclara que si reciben un sueldo por trabajar o haber trabajado en una profesión civil, deben sostenerse a sí mismos y a sus familias “con lo que cobren por ese título”.

8.- La Diaconía

De acuerdo a la Real Academia Española, la diaconía era el “distrito y término” en que antes estaban organizadas las iglesias “para el socorro de los pobres” y que tenía como responsable a un diácono. Este término también era usado para referirse a la casa del diácono.

El Papa Francisco en la reunión con los diáconos permanentes de Roma, en 2021, manifestó su alegría porque en la diócesis se retomó “la antigua costumbre de confiar una iglesia a un diácono para que se convierta en una diaconía”. 

Por ello saludó al diácono casado Andrea Sartori, a quien se le encomendó la parroquia de San Estanislao.

9.- Los diáconos en Misa

La Instrucción General del Misal Romano establece que “la vestidura propia del diácono es la dalmática, que viste sobre el alba y la estola”. Pero precisa que la dalmática se puede omitir en caso de necesidad o “por un grado menor de solemnidad”. Tampoco es necesario el cíngulo (cinturón) si el alba se adapta bien a su cuerpo.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos presenta varias funciones que el diácono desempeña durante la Misa como proclamar el Evangelio, distribuir la Comunión y despedir al pueblo diciendo: “Pueden ir en paz”.

10.- Los diáconos están en aumento

Vatican News, el servicio informativo oficial del Vaticano, señala en un artículo de abril de 2024 “algunos aspectos básicos de la Iglesia Católica entre 2021 y 2022”. Allí presenta que el número de diáconos permanentes continúa incrementándose. 

“El número de diáconos aumenta, en 2022, un 2% respecto a la fecha del año anterior, pasando de 49.176 a 50.150 unidades. La cifra está mejorando en todos los continentes a un ritmo significativo”, destaca.

Cuestiones en debate sobre el diaconado

11.- Su sacramentalidad

En 2002 la Comisión Teológica Internacional publicó un documento titulado El diaconado: evolución y perspectivas, aprobado por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación (hoy Dicasterio) para la Doctrina de la Fe, y luego Papa Benedicto XVI.

El texto presenta que existe una línea doctrinal que viene desde Durando de San Porciano (+1334), teólogo dominico, en la que se plantea que la ordenación sacerdotal es “sacramento”, mientras que las demás órdenes, como el diaconado, son sólo “sacramentales”, signos sagrados con los que los fieles “se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos”.

Sobre el Concilio Vaticano II menciona que “no había unanimidad” sobre la naturaleza sacramental del diaconado”. “Si el Vaticano II habló con cautela y ex obliquo (de costado) de la índole sacramental del diaconado, se debió no sólo al deseo de no condenar a nadie, sino más bien a la incertitudo doctrinae (incertidumbre doctrinal)”, destaca

No obstante, indica que existe una gran mayoría de teólogos que está a favor de la sacramentalidad del diaconado. Pero añade que esto “constituye un elemento integrante de gran parte de las propuestas favorables al diaconado para las mujeres”.

"Considerar el diaconado como una realidad sacramental constituye la doctrina más segura y más coherente con la praxis eclesial", reafirma el documento de la Comisión Teológica Internacional.

12.- Las diaconisas

En la Carta a los Romanos se habla de la hermana Febe “diaconisa de la Iglesia de Cencreas”. Aquí el Apóstol San Pablo pide que la acojan en el Señor y la ayuden. El documento de la Comisión Teológica Internacional da a entender que en aquel contexto la palabra diácono se usaba “en sentido muy general”, sólo como servidor.

No obstante, a partir del siglo III empieza a tomar más notoriedad la figura y el servicio de la diaconisa, como ayudar en el bautismo de las mujeres, hasta que fue desapareciendo del ámbito eclesial. 

Las Constituciones Apostólicas del siglo IV indicaban: “La diaconisa no bendice y nada hace de lo que le corresponde hacer a los presbíteros y diáconos, pero guarda las puertas y asiste a los presbíteros en el bautismo de las mujeres a causa de la decencia”.

Aunque el tema del diaconado femenino no aparece en el Instrumentum laboris 2 del Sínodno de la Sinodalidad, cuya segunda fase se celebrará en octubre de este año, el Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, dijo en rueda de prensa el 9 de julio que el Papa Francisco ha pedido al Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) que estudie la participación y el liderazgo de las mujeres en la Iglesia Católica, incluida la posibilidad de mujeres diáconos, para publicar un documento sobre el tema.

Poco antes, en una entrevista con la cadena estadounidense CBS News en mayo de 2024, el Papa manifestó que “no” estaba abierta la posibilidad de un diaconado femenino “con órdenes sagradas”.

Antes del encargo al DDF, el Papa Francisco había creado dos comisiones para el estudio de las diaconisas en la Iglesia Católica: una en 2016; que se cerró sin llegar a un consenso; y la segunda en 2020; luego que la mayoría de participantes del Sínodo de la Amazonía, realizado en 2019, se expresara a favor del tema.

En Querida Amazonía, la exhortación apostólica del Papa Francisco luego del sínodo, el Papa alienta a las mujeres a participar en la Iglesia pero no en los ministerios ordenados del diaconado o el sacerdocio.