Al menos nueve sacerdotes católicos habrían sido secuestrados “con violencia” por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua desde el 26 de julio, según denuncia la abogada e investigadora Martha Patricia Molina. Estos presbíteros “permanecen bajo total vigilancia” de la Policía Nacional, aseguró.
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Molina, autora del informe Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?, compartió el 5 de agosto en su cuenta de X un listado de sacerdotes “secuestrados por la dictadura sandinista”. Se trata de al menos nueve: Mons. Ulises Vega Matamoros, Mons. Edgar Sacasa Sierra, P. Víctor Godoy, P. Jairo Pravia Flores, P. Marlon Velásquez, P. Jarvin Torrez y P. Raúl Villegas, todos ellos del clero de la Diócesis de Matagalpa; Fray Silvio Romero, de la Diócesis de Juigalpa; y el P. Frutos Constantino Valle Salmerón, de la Diócesis de Estelí.
En declaraciones a ACI Prensa este 6 de agosto, la investigadora nicaragüense informó que el P. Salvador López, de la Diócesis de Matagalpa, se encuentra desaparecido, aunque se desconoce con precisión si fue también secuestrado por las autoridades o ha intentado escapar del país.
Medios nicaragüenses, como Despacho505, informaron sobre la detención de otros tres sacerdotes —el P. Antonio López, el P. Francisco Tercero, Fray Ramón Morras—, así como del diácono Ervin Aguirre.
Molina indicó que los arrestos comenzaron el 26 de julio, cuando el P. Frutos Constantino Valle Salmerón, administrador ad omnia de la Diócesis de Estelí, fue “secuestrado, interrogado” y puesto bajo vigilancia en una casa de formación de la Iglesia Católica.
Denunció que los otros sacerdotes fueron detenidos días después sin ninguna acusación formal por parte de las autoridades, ya que “no han cometido ningún delito”.
Además alertó que los presbíteros “fueron secuestrados con violencia y sacados de sus casas curales en plena noche”. Asimismo, afirmó que en algunos casos “allanaron la propiedad y se robaron los objetos tecnológicos”.
La abogada denunció que estas detenciones se realizaron “bajo la ilegalidad y el uso desproporcionado de la fuerza que utiliza siempre la Policía Nacional y también los [agentes] antimotines de Nicaragua”.
Estos arrestos, dijo, podrían ser motivados porque Murillo y Ortega “odian todo lo que tenga que ver con la religión, con la fe católica y principalmente con la Diócesis de Matagalpa, donde pertenece casi la mayoría de estos sacerdotes que fueron secuestrados”.
Matagalpa es la diócesis de Mons. Rolando Álvarez, obispo defensor de los derechos humanos y crítico de la dictadura, que fue detenido, confinado en su casa y eventualmente condenado a 26 años de prisión, en un cuestionado proceso judicial. Finalmente, fue deportado en enero de este año a Roma, donde ahora vive exiliado.
La investigadora también planteó que los arrestos podrían ser una “venganza” contra Mons. Álvarez, “que a pesar de que está en silencio desde que salió de la prisión, la dictadura lo considera su principal enemigo”.
Molina señaló que todos los sacerdotes están bajo un arresto de facto, ya que “no hay ninguna orden de un juez que diga que están bajo arresto domiciliario. Todos están sin poder salir y sin poder realizar sus actividades diarias, a como lo venían desarrollando en sus respectivas parroquias”.