Basándose en las nuevas normas para estudiar las supuestas apariciones en la Iglesia Católica, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha negado la sobrenaturalidad de los hechos relacionados con Elenita de Jesús y el Santuario de la Santa Montaña, en Puerto Rico.
En una carta dirigida al Obispo de Caguas (Puerto Rico) el pasado 1 de agosto, el Prefecto del Dicasterio, el Cardenal Víctor Fernández, confirmó que Elenita de Jesús “no es la Virgen María”.
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Misionera que vivió en la caridad
En su misiva, el purpurado afirmó que Elenita de Jesús, catequista misionera del siglo XIX, “vivió bajo el impulso del Espíritu Santo, en la caridad y en el anuncio del Evangelio, inspirada por un profundo amor a nuestra Madre del cielo, la Virgen María”.
Asimismo, recordó que sirvió a la Iglesia Católica en un momento determinante de la historia, cuando la fe se veía seriamente amenazada, y que la gente la llamaba “madre” por las “hermosas actitudes que veía en ella”.
“Es verdad que en su vida encontramos signos de su gran unión con Jesucristo sufriente, y que en muchos de sus gestos se prolongaba el cariño de María, la Madre del cielo. Diversos testimonios dicen que se parecía a la Virgen y algunos, en un exceso de admiración, cometían el error de afirmar que era la Virgen”, precisó el Cardenal Fernández.
“Elenita de Jesús no es la Virgen María”
Por ello, aseveró que “debe evitarse completamente una identificación de Elenita de Jesús con Nuestro Señor Jesucristo, el único Redentor, o con la Virgen María, primera cooperadora en la obra de su Hijo”.
“Ante cualquier intento de atribuir a Elenita de Jesús la identidad del Señor, o de María Santísima, el juicio no puede ser otro que constat de non supernaturalitate. Elenita de Jesús no es la Virgen María”, ratificó.
Sin embargo, puntualizó que “no se puede negar que la figura de Elenita de Jesús posee un gran valor para la Iglesia en Puerto Rico y debe ser considerada como un estímulo a la entrega total por el Reino de Dios”.
“Sería una alegría para ella si quienes la aman utilizasen su figura como motivación para entregarse únicamente a Dios y evitasen dirigir hacia ella los gestos de culto que corresponden a la Madre de Jesucristo. Es mejor no dañar este tesoro desvirtuando su sentido original”, continuó el Prefecto de Doctrina para la Fe.
A modo de conclusión, el Cardenal Fernández expresó su deseo de que el Santuario de la Santa Montaña “sea siempre un lugar donde se adore a Jesucristo, el único Señor y Redentor, como seguramente lo habría deseado Elenita de Jesús, humilde y pobre entre los pobres”.