Después del rezo del Ángelus este domingo en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco manifestó su “preocupación” por Venezuela, “que está viviendo una situación crítica”.
“Hago un llamado sincero a todas las partes a buscar la verdad, a ejercer la moderación, a evitar cualquier tipo de violencia, a solucionar los conflictos con el diálogo, a tener en el corazón el verdadero bien de la población y no los intereses partidistas”, expresó el Papa.
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El Santo Padre encomendó luego a Venezuela “a la intercesión de Nuestra Señora de Coromoto, tan amada y venerada por los venezolanos, y a la oración del Beato José Gregorio Hernández, cuya figura nos une a todos”.
La crisis política y social en Venezuela se ha intensificado tras las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio como ganador a Nicolás Maduro, que gobierna el país desde 2013 como sucesor de Hugo Chávez, que rigió la nación desde 1999.
La oposición, liderada por María Corina Machado, ha denunciado fraude electoral, y ha publicado en línea las actas que probarían que Edmundo González, el candidato opositor, derrotó a Maduro por más del doble de votos.
En las calles se han producido enfrentamientos, dejando muertos, heridos y detenidos. Los obispos venezolanos se han expresado al respecto, condenando la violencia “venga de donde venga”, y pidiendo a las autoridades “en especial las fuerzas policiales y militares, que cumplan su misión de garantizar el orden público, conforme a lo establecido en las leyes, evitando cualquier posible abuso”.
La Iglesia Católica en diversos países ha manifestado su cercanía a la crisis que viven los venezolanos.
El P. Eusebio Hernández Greco, capellán de los migrantes venezolanos de la Arquidiócesis de Buenos Aires (Argentina), en nombre del arzobispo, Mons. Jorge García Cuerva, les aseguró “nuestra solidaridad, nuestro cariño fraterno y nuestra oración por cada uno de ustedes”, y alentó a los argentinos a que “cuando nos encontremos con alguno de nuestros hermanos venezolanos, les transmitamos este abrazo, ese abrazo que les brindamos desde el día que llegaron a nuestras comunidades”.
La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) convocó para hoy, 4 de agosto, a una jornada de oración por Venezuela y Colombia, “para que en torno a la oración reforcemos los lazos de fraternidad y se incentiven los esfuerzos y acciones que favorezcan la solución de su preocupante contexto social y político”.
Los obispos manifestaron su confianza en que Dios ayudará “a superar el recrudecimiento de la violencia por causa del conflicto interno colombiano y por la incertidumbre frente al proceso electoral venezolano”.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) invitó a todos los católicos del país a unirse a esa jornada de oración, y manifestó su “solidaridad fraterna con el pueblo de Venezuela en estos momentos de gran trascendencia”.
“Reafirmamos la importancia de la democracia como expresión de la participación de los ciudadanos en la construcción del bien común”, señalaron los obispos mexicanos, pidiendo que “cualquier diferencia o controversia se resuelva por vías pacíficas e institucionales, respetando siempre la dignidad de cada persona y buscando el bien común de toda nación”.
Durante una reciente sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), el observador permanente de la Santa Sede en el organismo internacional, Mons. Juan Antonio Cruz, expresó: “La Santa Sede se suma a cuanto ha sido expresado por la Conferencia Episcopal Venezolana en su comunicado, en el que se constata la vocación democrática del pueblo venezolano, demostrada en la masiva, activa y cívica participación de todos los venezolanos en el proceso electoral”.
La inestabilidad, pobreza y violencia que sufre Venezuela durante el prolongado régimen chavista ha llevado a una intensificación de la crisis migratoria en el país desde 2015. De acuerdo al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), “más de 7,7 millones de personas han salido de Venezuela buscando protección y una vida mejor”. La mayor parte de estos, añade, “más de 6,5 millones de personas”, han llegado a países de América Latina y el Caribe.