Debido al aumento de los actos de violencia, los obispos de Colombia emitieron un comunicado para alentar a que no se pierda “el rumbo en la construcción de la paz”, y para llamar a los grupos armados a dar muestras de que verdaderamente quieren la pacificación del país.
En los últimos meses se han registrado en el país nuevos desplazamientos de personas, secuestros y atentados causados por organizaciones armadas como las disidencias de las FARC —que no aceptaron el acuerdo de paz de 2016— e incluso del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que desde noviembre de 2021 mantiene una mesa de diálogo con el gobierno.
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Sin embargo, estas conversaciones han entrado en crisis por, entre otras causas, las acciones armadas del ELN en el departamento de Arauca y que afectan a la población civil, pese al cese al fuego bilateral que se vence el 3 de agosto, y cuya prórroga está en riesgo.
Ante ello, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha publicado este 30 de julio un comunicado para reiterar que “la situación humanitaria” del país sigue ocupando el primer lugar de sus preocupaciones, sobre todo al ser destinatarios del clamor de las comunidades que “sufren diariamente las confrontaciones y amenazas de la violencia”.
Consecuencia de ello, denuncia, son “el desplazamiento forzado, el confinamiento, la desaparición forzada, el reclutamiento y uso de menores de edad para la guerra”.
Esta realidad que afrontan las poblaciones, señalan los obispos, los lleva “a insistir con fuerza, una vez más, que la vida humana debe ser protegida y que se requieren demostraciones de paz de parte de quienes están en las mesas de diálogo y de quienes aspiran llegar a ellas”.
Los prelados recuerdan que “la paz se construye demostrando compromiso con la protección y el respeto por la población; por ello, uno de nuestros empeños es ayudar a generar las condiciones para que se dé el cese al fuego total, en espacios urbanos y rurales”.
“La meta superior de una sociedad es preservar la vida en todas sus dimensiones y garantizar la convivencia y la paz entre sus pobladores”, expresan.
En ese sentido, la CEC insta a que “se continúen, de manera valiente, los esfuerzos de construcción de paz y de acuerdos”.
“El Papa Francisco nos ha recordado en numerosas ocasiones que la paz requiere más valentía que la guerra y cada día es tiempo precioso para avanzar en esta tarea. Estos esfuerzos no se pueden detener por ningún motivo”, señala el Episcopado.
Por su parte, los obispos colombianos reafirman su compromiso de continuar “caminando con los que sufren” y acompañar a las familias con sus oraciones y solidaridad.
La violencia afecta varias partes de Colombia
Desde mediados de junio han sido por lo menos cuatro las ocasiones en que obispos de diferentes diócesis han denunciado el aumento de la violencia.
El 14 de junio, los obispos de las diócesis del departamento del Valle del Cauca alertaron que el recrudecimiento de las amenazas, extorsiones, asesinatos y atentados están sembrando incertidumbre y temor en la población, por lo que exigieron a los grupos armados cesar estas acciones y exhortaron a las autoridades a encontrar las salidas adecuadas.
El 3 de julio fue la Diócesis de Santa Marta la que alzó la voz para alertar sobre la “situación de terror vivida” en las semanas recientes en el departamento de Magdalena, donde actores violentos habían promovido paros armados.
Por su parte, a mediados de julio el Obispo de Buenaventura, Mons. Rubén Darío Jaramillo, exigió a las bandas delincuenciales que dejen de extorsionar a los comerciantes y de atemorizar a la población.
Finalmente, el 25 de julio el Obispo de Arauca, Mons. Jaime Cristóbal Abril, se pronunció ante el desplazamiento de personas debido a los enfrentamientos de organizaciones armadas, una de las cuales era el ELN.
El obispo denunció que los asesinatos selectivos, extorsiones, secuestros, confinamientos y desplazamientos, así como el reclutamiento de menores de edad, “en lugar de disminuir han ido creciendo en los últimos tiempos”.