Con los Juegos Olímpicos de París 2024 en marcha, 120 capellanes de cinco religiones diferentes están presentes en la carpa del Centro Multireligioso, ubicada en la villa de los atletas, para abordar las necesidades espirituales de los miles de deportistas que competirán.
El centro, que permanecerá abierto hasta el final de los Juegos Paralímpicos el 8 de septiembre, incluye un área de recepción y cinco salas pertenecientes a cada una de las religiones representadas: cristianismo (católicos, ortodoxos y protestantes), judaísmo, hinduismo, budismo e islam, de acuerdo con el Comité Olímpico Internacional (COI).
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Aquí, los atletas tienen la oportunidad de orar, asistir a servicios religiosos y hablar con los capellanes a diario sobre una variedad de temas, incluidas las preocupaciones sobre la salud mental, las competencias perdidas y los conflictos globales en curso. Según Associated Press, los organizadores descubrieron que las solicitudes de capellanes olímpicos superaron las 8.000 durante los juegos previos a la pandemia.
El P. Jason Nioka, un ex campeón de judo convertido en presbítero a cargo de los 40 sacerdotes católicos, monjas y laicos que participan en este grupo, compartió con AP que estos capellanes “necesitan traer [a los atletas] de vuelta a la tierra, porque puede sentirse como el fin del mundo después de trabajar en este objetivo durante cuatro o cinco años”.
Haciéndose eco de este sentimiento estaba el P. Xavier Ernst, párroco de la iglesia de San Juan Bosco en el distrito 20 de París. En un artículo de ANS, el P. Ernst compartió que “nuestro servicio es el de estar presentes. Los atletas saben que en la Villa Olímpica cuentan con este espacio, un lugar de escucha, compartir y relación. Nuestro ambiente está decorado con iconos, muebles simbólicos y la Biblia”.
“Cada mañana habrá un momento de Lectio Divina, de lectura y compartir del Evangelio, un momento que será ecuménico”, afirmó. “Y cada día celebraremos la Eucaristía, no en el centro multirreligioso, sino en la iglesia junto a la villa”.
En la cercana Catedral de Saint-Denis tuvo lugar una Misa de vigilia en la que se rezó para bendecir a los atletas y distribuir medallas milagrosas el 25 de julio, la noche antes de la ceremonia de apertura.
Del mismo modo, la iglesia de La Madeleine, en el centro de París, ofrece a los participantes y atletas un lugar de oración y contemplación durante los Juegos Olímpicos con su capilla especial dedicada a Nuestra Señora de los Atletas. Inaugurado en septiembre de 2023, este espacio permite a los visitantes encender velas, expresar intenciones de oración y buscar apoyo espiritual.
La Madeleine también fue el lugar donde se celebró una Misa solemne el 19 de julio para comenzar la Tregua Olímpica, un período de paz que tradicionalmente pide el fin de los conflictos entre los países del mundo durante los Juegos Olímpicos. Mons. Laurent Ulrich, Arzobispo de París, representante especial de la Santa Sede para los Juegos Olímpicos de París 2024, subrayó durante su homilía que “las guerras en curso no cesan durante los juegos, sino que el deseo de paz se propaga a través de los encuentros que hacen posibles en estos eventos deportivos”.
En medio de estos diversos eventos y la presencia de capellanes católicos dentro del Centro Multireligioso se encuentran los Holy Games del Vaticano, una iniciativa destinada a llamar a las personas hacia la santidad a través del deporte. Tras el rezo del Ángelus el 21 de julio, el Papa Francisco habló sobre la “gran fuerza social” del deporte y su capacidad de “unir pacíficamente personas de culturas diversas”.
“Espero que este evento pueda ser signo del mundo inclusivo que queremos construir y que los atletas, con su testimonio deportivo, sean mensajeros de paz y modelos válidos para los jóvenes”, dijo el Santo Padre. “De manera particular, según la antigua tradición, que las Olimpiadas sean una ocasión para establecer una tregua en las guerras, demostrando una sincera voluntad de paz”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.