Este domingo, el Papa Francisco ofreció una profunda reflexión durante el Ángelus en la Plaza de San Pedro, centrada en tres gestos esenciales que todo católico debe tener durante la Misa: ofrecer, dar gracias y compartir.
Basándose en el Evangelio del día, que narra el milagro de los panes y los peces (cfr. Jn 6,1-15), el Santo Padre destacó cómo estos gestos son fundamentales para la vida cristiana.
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1. Ofrecer
El Papa comenzó su reflexión hablando del primer gesto: ofrecer. Recordando al muchacho que ofreció sus cinco panes y dos peces, señaló: “Es el gesto con el que reconocemos que tenemos algo bueno que dar, y decimos nuestro ‘sí’ incluso si lo que tenemos es demasiado poco con respecto a lo que se necesita”. Durante la Misa, este gesto se observa cuando el sacerdote ofrece sobre el altar el pan y el vino, y cada fiel se ofrece a sí mismo y su propia vida.
El Santo Padre enfatizó que, aunque nuestros dones puedan “parecer poca cosa”, en manos de Dios pueden convertirse en la “materia para el milagro más grande”: “Aquel en el que Él mismo, ¡Él mismo!, se hace presente entre nosotros, para la salvación del mundo”.
2. Dar Gracias
El segundo gesto es dar gracias. En el Evangelio, Jesús toma los panes y da gracias antes de compartilos. El Papa explicó que dar gracias es reconocer que todo lo que tenemos es un don de Dios: “Todo lo que tengo es don tuyo, Señor, y para agradecértelo solamente puedo devolverte lo que Tú me has dado primero, junto con tu Hijo Jesucristo, añadiendo lo que puedo”.
Además, subrayó que cada uno de nosotros puede dar algo, incluso si es pequeño: “Quien es pequeño, ¿qué puede dar? Su pobre amor. Puede decir: ‘Señor, te amo’. ¡Nosotros somos pobres, nuestro amor es tan pequeño! Pero podemos dárselo al Señor, y Él lo acoge”.
3. Compartir
El tercer gesto es compartir, que se manifiesta plenamente en la Comunión durante la Misa. “En la Misa es la Comunión, cuando juntos nos acercamos al altar para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo: fruto del don de todos transformado por el Señor en alimento para todos”, explicó el Papa. Este momento, agregó, “nos enseña a vivir cada gesto de amor como un don de la gracia, tanto para quien da como para quien recibe”.
El Papa Francisco concluyó su reflexión invitando a todos a preguntarse sobre su propia disposición a ofrecer, dar gracias y compartir: “¿Yo creo verdaderamente, por gracia de Dios, que tengo algo único que donar a los hermanos, o me siento anónimo, ‘uno entre muchos’? ¿Poseo un bien que puedo donar? ¿Agradezco al Señor los dones con los que continuamente me manifiesta su amor? ¿Vivo el compartir con los demás como un momento de encuentro y enriquecimiento recíproco?”
Finalmente, pidió la intercesión de la Virgen María para vivir con fe cada Eucaristía y reconocer los “milagros” de la gracia de Dios en nuestra vida diaria.