La inteligencia artificial (IA) “llegó para quedarse y su integración a la sociedad no es algo evitable”, expresa un documento publicado por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en el que se afirma que “el mensaje cristiano tiene mucho que aportar” al desarrollo de esta tecnología para que esté al servicio del ser humano.
Se trata del documento Inteligencia Artificial: una galaxia de realidades distintas, elaborado por la Comisión Episcopal de Doctrina y el Comité Teológico de la CEC para su reflexión durante la 117ª Asamblea Plenaria llevada a cabo a inicios de mes, sin embargo, los obispos han decidido brindarlo a la sociedad “por la relevancia del tema en la vida cotidiana y la necesidad (…) de abordarlo también desde el campo de la evangelización”.
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El texto de 38 páginas aborda los aspectos positivos de la IA, sus desafíos éticos y el punto de vista de la Iglesia. También brinda una cronología con los pasos dados por la ciencia desde 1950, cuando el matemático británico Alan Turing planteó la pregunta "¿Pueden pensar las máquinas?", en su artículo Computing Machinery and Intelligence.
“La IA —señalan los obispos— está cambiando rápidamente múltiples aspectos de la sociedad y esta transformación conlleva importantes desafíos éticos y sociales que requieren una atención cuidadosa”.
En ese sentido, tras destacar sus beneficios en la medicina, el análisis de datos e incluso para la formación y evangelización, los prelados colombianos alertan que un mal uso de esta tecnología puede llevar a la violación de la intimidad con el tráfico de la información personal, la difusión de noticias falsas y otras maneras de manipulación.
“Si bien los aspectos positivos de la IA nos permiten acercarnos a esta realidad con la esperanza de ser administradores de la creación, sin la pretensión de ocupar el puesto de Dios, también debemos aceptar con sensatez que es constante la tentación de su uso despótico, aplicado en contra de los principios éticos que defienden la dignidad humana”, añaden.
Por ello, proponen el desarrollo de un “límite algorético” en el que se involucren los programadores, reguladores y usuarios de la IA. “El desafío mayor consiste en orientar todos estos cambios hacia el horizonte que beneficie a la sociedad, mantenga el desarrollo sostenible y se ejecute de forma ventajosa para la humanidad acogiéndose a las normas éticas y estándares mundiales, apoyando la paz y el desarrollo”, indican.
Para iluminar esta propuesta, los obispos colombianos se apoyan en los mensajes del Papa Francisco para las jornadas mundiales de la paz y de las comunicaciones sociales del 2024.
“Un aspecto muy interesante que señala el Pontífice en sus mensajes —indican los obispos—es asumir el ‘sentido del límite’, presente siempre en la realidad humana porque ‘por más prodigiosa que pueda ser nuestra capacidad de cálculo, habrá siempre un residuo inaccesible que escapa a cualquier intento de cuantificación”.
Los prelados colombianos aseguran que “ahí el mensaje cristiano también tiene mucho que aportar para ayudar a reconocer y aceptar el límite de la criatura y acoger la plenitud del don que solo viene de lo alto”.
“Desde ese horizonte podría ser posible que los seres humanos no se dejen encantar del paradigma tecnocrático, animado por una presunción de autosuficiencia, pensando en sobrepasar todo límite con la obsesión de querer controlarlo todo, de perder el control de sí mismo en la búsqueda de la libertad absoluta, cayendo en la dictadura tecnológica”, expresan.
En ese sentido, destacan que “la Fundación RenAIssance, creada por mandato del Papa Francisco en 2021 y la UNESCO, como lo ha manifestado en la Recomendación sobre la ética de la Inteligencia Artificial (…), proponen tres áreas de impacto para el manejo de la IA: regulación, ética y formación, considerando seis principios basilares: transparencia, inclusión, responsabilidad humana, imparcialidad, confiabilidad, y seguridad y privacidad”.
El documento de la CEC finaliza reiterando que “sólo a través de un enfoque integral y multidisciplinario se podrá asegurar que la IA se desarrolle y utilice de manera ética y responsable”.