A raíz de la decisión del Papa Francisco de trasladar la sede primada de Argentina —hasta ahora en Buenos Aires— a Santiago del Estero, elevándola al mismo tiempo a sede arzobispal, surgen algunas importantes interrogantes, como qué significa y qué implicancias tiene este título, así como qué cambios produce al interior de la Iglesia.

¿Qué es una sede primada?

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El P. Alejandro Russo, rector de la catedral de Buenos Aires, explicó en una entrevista con el programa Poliedro, de Canal Orbe 21, que “la Iglesia latina tiene la costumbre, arraigada en el tiempo, de declarar primada a aquella diócesis, aquella Iglesia particular que fue la primera en lo que después son los territorios nacionales”.

“Por ejemplo, Lyon lo es de Francia, Toledo lo es de España, no es ni París ni Madrid, porque es la sede episcopal más antigua del territorio, lo cual no quiere decir que sea de la configuración nacional, porque eso a veces se da después”, detalló.

El canon 438 del Código de Derecho Canónico precisa “aparte de la prerrogativa honorífica, el título de Patriarca o el de Primado no lleva consigo en la Iglesia latina ninguna potestad de régimen, a no ser que en algún caso conste otra cosa por privilegio apostólico o por costumbre aprobada”.

Además, en este caso particular, aunque sea elevada a sede arzobispal, Santiago del Estero va a seguir formando parte de la provincia eclesiástica de la Arquidiócesis de Tucumán. Por eso, el arzobispo no llevará palio, “porque el palio lo llevan los arzobispos que son metropolitanos, que presiden provincias eclesiásticas”, señaló el P. Russo.

En Argentina, el primado tampoco tiene un estatuto propio, explicó el sacerdote. “En otras partes del mundo, por ejemplo en Hungría, o en Polonia, o en alguna otra más, el primado tiene por ejemplo, derecho a tener un Tribunal Eclesiástico Superior de tercera instancia”, lo que en Argentina nunca existió.

Es una mención honorífica “por estar como obispo en el lugar más antiguo”, reiteró.

El recorrido histórico 

En Argentina, “la primera sede episcopal, erigida en lo que va a ser después el territorio de la República Argentina, fue una diócesis con sede en la actual circunscripción de Santiago del Estero, que se llamaba diócesis del Tucumán, porque era la región aquella que también recibía ese nombre”, recordó el P. Russo. 

“De inmediato, el Papa aquel, San Pío V, en aquel momento crea una diócesis y pone un obispo —bien dice el Santo Padre en la bula de traslado— donde se erigió la Catedral de San Pedro y San Pablo, que hoy día no lo es tampoco, pero fue la primera vez que en este territorio, que después va a ser la República Argentina, se oye de un sucesor de los Apóstoles, un Obispo, el anuncio del Evangelio”, puntualizó.

“En ese lugar donde hoy está la Diócesis de Santiago del Estero estuvo la primera catedral, en lo que después sería el territorio argentino”, resumió.

“Por eso, porque es entonces el lugar más antiguo, la heredera de aquella diócesis más antigua, la diócesis actual de Santiago del Estero, que está erigida en 1907, es que le corresponde el título de primada”.

¿Por qué Buenos Aires tenía el título de Arquidiócesis Primada?

En enero de 1936, casi un mes después de haber creado cardenal a Mons. Santiago Luis Copello, el Papa Pio XI decretó que Buenos Aires sería la sede primada, explicó el rector de la catedral. 

Sin embargo, “la costumbre de la Iglesia no es declarar sede primada al primer arzobispado, sino que es declarar sede primada a la primera diócesis”, aclaró.

Aunque “aquella primera diócesis del Tucumán no existe”, porque en 1690 la sede fue trasladada a Córdoba, “el territorio donde estuvo la primera catedral, donde estuvo la primera diócesis, es el territorio de la actual Diócesis de Santiago del Estero”.

¿Qué implica que Santiago del Estero sea elevada a sede arzobispal?

“Las sedes arzobispales lo son porque presiden una provincia eclesiástica, que es una agrupación de diócesis: acá Buenos Aires es arzobispado y tiene a todas las diócesis del conurbano y algunas más, que se llaman sufragáneas, es decir, están alrededor y entonces conforman la provincia eclesiástica de Buenos Aires”, explicó.

Sin embargo, en este caso, “Santiago del Estero no va a tener provincia eclesiástica, va a ser elevado honorífico a sede arzobispal”, pero “va a depender de la Arquidiócesis de Tucumán en cuanto Tucumán sí es sede metropolitana”.

De acuerdo al Código de Derecho Canónico, en las diócesis sufragáneas corresponde al arzobispo metropolitano, entre otras funciones, “vigilar para que se conserven diligentemente la fe y la disciplina eclesiástica” y, “cuando lo requieran las circunstancias, el Metropolitano puede recibir de la Santa Sede encargos y potestad peculiares que determinará el derecho particular”.

Al mismo tema se refirió el Obispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic, en diálogo con Radio María: “Pastoralmente, nosotros seguimos dependiendo de la Iglesia metropolitana de Tucumán, pertenecemos a Tucumán y queda claramente expresado en la comunicación de la Santa Sede”, afirmó.

“Nuestra Iglesia madre, nuestra Iglesia metropolitana es Tucumán, así que estos son títulos que nos ayudan a reconocer la historia, nos ayudan un poco a conocer más cuáles son nuestras raíces, que siempre es bueno conocerlas, más en tiempos de grandes cambios: No cortar con las raíces y un poco mirar a esas a esos hombres y mujeres grandes que han sembrado el Evangelio en nuestras tierras”.

¿Qué cambia entonces?

Ahora, aclaró el P. Russo, “se va a decir ‘Arquidiócesis de Santiago del Estero, primada de la República Argentina’”. Buenos Aires deja entonces de ser primada, y a partir de este cambio “los primados en la Argentina van a ser todos aquellos que sean arzobispos de Santiago del Estero”.

Hasta ahora, enumeró el P. Russo, los primados de Argentina fueron el Cardenal Santiago Luis Copello, Mons. Fermín Emilio Lafitte, el Cardenal Antonio Caggiano, el Cardenal Juan Carlos Aramburu, el Cardenal Antonio Quarracino, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio —hoy Papa Francisco—, el Cardenal Mario Aurelio Poli y el último, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva. 

“Ahora habrá que contar los primados que van a comenzar la lista con Mons. Bokalic, que va a ser el Arzobispo Primado por ser arzobispo de la sede de Santiago del Estero”.

¿Qué sucede ahora con la Arquidiócesis de Buenos Aires?

“Buenos Aires, por supuesto, quedará con la dimensión histórica, con la realidad propia de ser la arquidiócesis que es sede del Gobierno Nacional, que fue donde se gestó la primera parte de la independencia con la gesta de mayo; de ser una sede antigua: la Diócesis de Buenos Aires es de 1620, son 400 y pico de años, y por supuesto con el bagaje de circunstancias históricas y neurálgicas como tiene propiamente la ciudad de Buenos Aires”, destacó el sacerdote.

¿Qué consecuencias tiene esta decisión del Papa Francisco?

“Primero, este gesto del Papa Francisco nos invita a la verdad histórica, es muy propio del Papa esto: Al Papa no le gusta que las cosas históricas no sean respetadas verdaderamente. Es decir, la primera diócesis es aquella, no ésta”, dijo el P. Russo.

“En segundo lugar, no creo que sea el propósito del Papa esto, pero como una cosa consecuente, nos hace recordar también la figura espiritual de la Santa Mama Antula, que también viene de Santiago del Estero a Buenos Aires y que, de alguna forma, simbólicamente, esa santidad y esa predicación del Evangelio que ella trae con todo ese carisma propio — hoy reconocido tanto por la Iglesia que la que la canonizó— viene de Santiago del Estero a Buenos Aires”.

En esa línea, Mons. Bokalic expresó: “Mama Antula nos tiene mucho que enseñar y mucho que decir en estos tiempos a todos los cristianos, a toda la Iglesia, a los pastores, a los responsables, a los agentes de pastoral, es un regalo inmenso”.

“Nosotros somos herederos, somos un eslabón en este camino para servir mejor, para estar en estas horas tan desafiantes, con tantas problemáticas a nivel nacional, a nivel mundial, sembrar aquello que hemos recibido nosotros”, sostuvo.

El P. Russo consideró que este acontecimiento “nos invita a una mirada interna del país”, llamando a revertir el pensamiento de que “Dios está en todos lados y atiende en Buenos Aires”, una frase común que se refiere al centralismo en el país, porque “Dios está en todos lados y atiende en todos lados, entonces también lo eclesiástico nos hace mirar a unas diócesis profundas, del interior del país, como es Santiago del Estero”, teniendo “una visión más federal”.