El Papa Francisco dispuso trasladar la sede primada de Argentina, hasta ahora en la Arquidiócesis de Buenos Aires, a la Diócesis de Santiago del Estero, elevándola al grado de Sede Arzobispal.
La decisión, explicaron, se debe a un reconocimiento histórico a la primera Diócesis del país, y “no lleva consigo ningún cambio jurisdiccional en la organización eclesiástica argentina”.
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Según lo informado este lunes a través de la agencia AICA por el Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Miroslaw Adamczyk, el Santo Padre decidió “transferir el título de Primada de la Argentina de la Sede Metropolitana de Buenos Aires a la Sede de Santiago del Estero y, a norma del cánon 438 del Código de Derecho Canónico, conceder el título de arzobispo al obispo pro tempore de la misma Sede de Santiago del Estero”, Mons. Vicente Bokalic.
En ese sentido, dispuso “elevar la Sede diocesana de Santiago del Estero al grado y dignidad de Sede Arzobispal, permaneciendo como sufragánea de la Sede Metropolitana de Tucumán”.
Por consecuencia, “derogar el Decreto de la Sagrada Congregación Concistorial Cum ecclesiastica provincia Bonaërensis, del 29 de enero de 1936, con el cual se confería al Arzobispo pro tempore de Buenos Aires el título de Primado de la Argentina”.
Al conocerse la noticia, el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva; y el Obispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic, emitieron un comunicado conjunto, dirigido al pueblo de Dios, considerando este hecho “una importante reparación en la historia eclesiástica en nuestra Patria".
La mención de Sede Primada es “un título de honor”, explican los prelados, que desde 1936 llevaba Buenos Aires, un distintivo “reservado para la primera diócesis en un territorio nacional”, pero que sin embargo “no lleva consigo ningún cambio jurisdiccional en la organización eclesiástica argentina”, aclaran.
Por eso, animan a vivir esta decisión papal “con una profunda alegría de vivir en la verdad, que siempre nos hace libres y además como invitación a tener una mirada integradora del territorio nacional en un renovado propósito federal, aún desde la estructura eclesial".
La Bula Pontificia que ordena el traslado “se ejecutará en Buenos Aires el domingo 25 de agosto y en Santiago del Estero el sábado 7 de septiembre”, añadieron.
Madre de ciudades, madre de diócesis
La decisión papal, explican los obispos en su carta, “tiene su fundamento histórico en el hecho de que en 1570, San Pío V creó la entonces llamada Diócesis del Tucumán, con sede en lo que hoy es la antigua ciudad de Santiago del Estero”.
“Esto sucede a raíz de que, en 1563, por disposición del Rey de España, el antiguo Tucumán se separa de la jurisdicción de Chile y pasa a depender de la Audiencia de Charcas”, detallan.
“El documento pontificio que crea aquella nueva jurisdicción eclesiástica, para atender pastoralmente el territorio escindido de Chile, lleva fecha del 14 de mayo de 1570. Desde el inicio la entonces Diócesis del Tucumán comprendía Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Tarija y Nueva Orán”, añaden.
Por ese motivo, la Catedral de esa diócesis primera, de lo que luego sería la República Argentina, fue la Iglesia de San Pedro y San Pablo, emplazada en el territorio de la actual Diócesis de Santiago del Estero.
“En 1699, al constituirse la Sede Episcopal en la Ciudad de Córdoba, subsume el territorio de la primitiva Diócesis del Tucumán”, explican, creándose recién en 1907 la ahora Diócesis de Santiago del Estero, “en cuyo territorio había funcionado la antigua y primera Sede Episcopal del Tucumán, donde resonó por primera vez, en voz de un sucesor de los Apóstoles, el Evangelio del Señor en estas tierras cuyo futuro será la Argentina”.
La decisión del Santo Padre, entonces, se produce en honor a los hechos históricos, que desde 1936 hasta ahora la ubicaban en Buenos Aires, por haber sido el primer Arzobispado.
“Santiago del Estero durante siglos acuñó el glorioso título de ‘Madre de Ciudades’, y elegida para ser centro de difusión del Evangelio es también ‘Madre de Diócesis’ en la República Argentina; por lo tanto, sobran razones para honrarla como la Primada”, concluyen Mons. García Cuerva y Mons. Bokalic.