El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, el Arzobispo Mons. Gabriele Caccia, aseguró que la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible supone “un importante signo de esperanza”, como ya afirmó el Papa Francisco en 2015.
Mons. Caccia hizo estas declaraciones durante el foro político de alto nivel sobre desarrollo sostenible, celebrado del 8 al 18 de julio en la sede de las Naciones Unidas, Nueva York (Estados Unidos).
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En su intervención, el prelado hizo referencia a las palabras del Papa Francisco en la Asamblea General de la ONU en 2015 donde, además de definir esta Agenda como un signo de esperanza, señaló que la educación “es la base para la realización de la Agenda 2030 y para recuperar el ambiente”.
Sin embargo, el Pontífice añadió en aquella ocasión que “los compromisos solemnes no son suficientes, aunque son un paso necesario hacia las soluciones". En este sentido afirmó que “debemos evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista que tranquilice nuestras conciencias”.
Sobre la “cumbre del futuro”
Mons. Caccia también posó su mirada en la “cumbre del futuro” que se celebrará el próximo mes de septiembre bajo el título “soluciones multilaterales para un futuro mejor”, y subrayó que este evento “brinda la oportunidad de reflexionar sobre los progresos realizados en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y de recalibrar los esfuerzos a la luz de los nuevos desafíos”.
Además, defendió que es “imperativo intensificar los esfuerzos y centrarse en cómo lograr un desarrollo humano integral para todos”.
“La cumbre del futuro debe servir como momento crucial para reafirmar los principios fundamentales que sustentan los esfuerzos colectivos de la comunidad internacional: la promoción de la dignidad humana, la búsqueda del bien común y la custodia de nuestro planeta. Éstos deben guiar nuestras acciones y políticas con vistas a lograr una sociedad más sostenible, justa y pacífica”, resaltó.
¿Cuál es la función del Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU?
La figura del Observador Permanente, con la que cuenta el Vaticano desde 1964, significa que la Santa Sede no es miembro de derecho pleno de la ONU, pero sí forma parte de ella como Estado observador. En ese sentido, participa en sus debates aportando ideas, pero no tiene derecho a voto.
Por tanto, la Iglesia Católica ha tomado parte en las discusiones y coloquios que precedieron a la Agenda 2030, pero no los ha aprobado de forma oficial. Mons. Gabriele Caccia asume este cargo desde el año 2019.