Mons. Edgar Peña Parra, Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, presidió el 12 de julio la ceremonia de reapertura de la Nunciatura Apostólica en Honduras, un histórico edificio inaugurado en 1951 y que ha sido completamente restaurado.
“La reapertura de esta Nunciatura Apostólica demuestra las sólidas relaciones bilaterales que existen desde hace años entre la República de Honduras y la Santa Sede. Estas están basadas en el interés prioritario de la Iglesia, de ser –como afirmó el Papa Francisco– ‘observador atento y sensible de las problemáticas que afectan la humanidad, con el sincero y humilde deseo de ponerse al servicio del bien de todo ser humano’, y de su desarrollo de forma integral y global”, apuntó el prelado el viernes, durante la reapertura.
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Del 11 al 13 de julio, la autoridad vaticana realizó diversas actividades en Honduras, incluyendo reuniones con la presidente Xiomara Castro, el Canciller Eduardo Reina García y la Conferencia Episcopal.
Según Vatican News, la reapertura de la Nunciatura en Tegucigalpa, la capital del país, es de gran importancia, ya que se trata de un edificio histórico que necesitaba ser restaurado, modernizado y ampliado tras 73 años.
“Cariñosamente le decimos a esta Sede, la casa del Papa en Honduras, porque la labor del Nuncio Apostólico es también cuidar la relación de la Iglesia local con el Santo Padre y la Santa Sede. De este modo, el Nuncio Apostólico encarna la solicitud del sucesor de Pedro y de la Iglesia universal, por esta fracción del Pueblo de Dios que peregrina en Honduras, como signo de comunión de todos sus miembros con el Cuerpo Místico de Cristo”, señaló Mons. Peña.
La construcción de la “casa del Papa en Honduras” comenzó en 1948, según informa el portal católico Suyapa Medios. En 1951, se inauguró el edificio de estilo neoclásico, construido con materiales locales como la piedra rosada, característico de la primera mitad del siglo XX. En 1983, el Papa San Juan Pablo II saludó y bendijo a los fieles desde el balcón central durante su breve visita a la nación centroamericana.
En otro momento, Mons. Peña destacó la labor diplomática de los representantes pontificios en esta tierra, sino su labor pastoral y el amor transmitido a su gente.
“Cómo no recordar entre ellos el ejemplo eximio de Mons. Federico Lunardi, que llegaría a ser uno de los más ilustres historiadores de Honduras, y tantos otros ilustres prelados que amaron y sirvieron aquí en Honduras”, comentó.
Finalmente, Mons. Peña expresó su gratitud al Nuncio Apostólico, Mons. Gábor Pintér, a las demás autoridades eclesiales y “en particular a todos los que han hecho posible con tanto esfuerzo y dedicación la realización de esta obra”.