Un obispo nigeriano, Mons. Gerald Mamman Musa, se dedica arduamente a tender puentes entre cristianos y musulmanes, una labor especialmente complicada en Nigeria, que se encuentra entre los 10 países del mundo dónde los cristianos son más perseguidos.
Según la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), Mons. Musa se convirtió en el primer miembro de la etnia hausa en recibir la ordenación episcopal. Pontifex, término latino para referirse a los obispos de la Iglesia Católica, significa “constructor de puentes”, un título “especialmente apropiado” para el prelado nigeriano, comenta ACN.
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El obispo dirige la Diócesis de Katsina, creada en el norte de Nigeria en 2023. La gran mayoría de los hausas son musulmanes como lo fue su padre, quien se convirtió a los 12 años, pero “necesitó la perseverancia de un adulto” para caminar en la fe.
“La Sociedad de los Misioneros de África fundó una escuela a la que mi padre tuvo el privilegio de asistir, pero las actividades misioneras no duraron mucho allí”, relató Mons. Musa.
“La escuela cerró y la misión también, lo que hizo que un buen número de conversos al cristianismo retornaran al islam. Que yo sepa, mi padre fue el único que siguió siendo cristiano”, señaló.
Su papá llegó a ser catequista y colaboró en la traducción de la Biblia y otros textos religiosos al dialecto hausa. “Mi padre decía que veía algo diferente en el cristianismo”, recordó el obispo.
“El amor que le mostraron los misioneros, el amor del que lo hicieron partícipe y la educación cambiaron su vida por completo”, expresó.
La fe de su padre nunca fue una fe irracional. De hecho, “estudió su contenido y la diferencia entre ella y las demás, tanto las creencias tradicionales como el islam. Para él, la diferencia era clara”, añadió.
La situación en su diócesis
La persecución en contra de cristianos en Nigeria ha empeorado en los últimos años. Incluso dentro de las familias, los musulmanes desconfían de los cristianos. ACN denuncia que ha proliferado el islamismo radical.
Por ello, Mons. Musa dudó en comunicar a su familia su nombramiento como obispo. Sin embargo, se sorprendió de su reacción al enterarse de la noticia: incluso llegó gente de localidades vecinas para felicitarle.
“Pensé que la diferencia religiosa les impediría acudir, pero vinieron en gran número y muy contentos. Podía ver la felicidad en sus rostros, esa era la gracia de Dios”, comentó.
“No sólo mis parientes, sino también mis compañeros de la escuela primaria, musulmanes en un 95% —con los que mantengo el contacto— enviaron a cinco representantes a la ordenación”, agregó.
Mons. Musa considera estas experiencias como un tipo de debate interreligioso y resaltó que en la Diócesis de Katsina prevalece el diálogo social de la vida cotidiana. “Musulmanes y cristianos viven como vecinos y coexisten pacíficamente”, expresó.
A pesar de que el estado de Katsina adoptó la sharia [ley religiosa islámica] hace algunos años, el prelado remarcó que Nigeria es una nación diversa en la que confluyen diferentes religiones.
En ese sentido, manifestó la importancia de adoptar un sistema jurídico unificado que “incorpore nuestros valores culturales y religiosos en aras de la unidad nacional”.
Además, precisó que es necesario luchar contra la corrupción en el país, para que la ley pueda ser eficaz. “Ni la sharía ni el derecho canónico pueden ser eficaces si los ciudadanos no respetan las leyes civiles”, agregó.
Mons. Musa indicó que los nigerianos se sienten cada vez más atraídos por un estado de derecho sólido, donde “no se descuiden elementos cruciales de la ley en favor de prácticas religiosas superficiales”.
“La corrupción y la desigualdad persisten porque hay individuos que consideran que están por encima de la ley”, señaló, y concluyó abogando de nuevo por un marco jurídico común que promueva la justicia verdadera, el amor y la paz.