El Museo Nacional de la Primera Guerra Mundial en Kansas City, Kansas (Estados Unidos), presenta la exposición Sacred Service, que destaca los roles de los capellanes católicos, protestantes, judíos y musulmanes de todo el mundo durante la “Gran Guerra” (1914-1918).

La muestra estará abierta hasta septiembre de 2025.

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“Es una exposición que mira tanto las experiencias individuales de fe de los capellanes, como cómo esas experiencias de fe transformaron el mundo”, explicó al National Catholic Register Patricia Cecil, curadora especialista en fe, religión y la Primera Guerra Mundial del museo.

Tradicionalmente, los capellanes proporcionan guía espiritual a los soldados fuera del campo de batalla, pero la exposición amplía sus historias para destacar a los sacerdotes católicos que arriesgaron sus vidas para administrar sacramentos y asistir médicamente a los soldados.

“Muchos capellanes ofrecían primeros auxilios, ayuda médica y llevaban a los soldados a los hospitales de campaña. Corrían a través de la ‘Tierra de nadie’, buscando a los que todavía estaban vivos, porque sentían este llamado que era donde tenían que estar. Y fueron realmente los capellanes católicos los que iniciaron eso”, afirmó Cecil.

Aunque los capellanes generalmente sirven como no combatientes, las leyes de reforma secular en Francia obligaban a los sacerdotes y monjes franceses a ser reclutados. Más de 22.000 sacerdotes católicos sirvieron en el ejército francés durante la guerra, tanto como soldados como consejeros espirituales, según Cecil.

La exposición incluye un modelo de una capilla francesa bombardeada, que contiene objetos sagrados, como las vestiduras, el kit de Comunión y la estola del confesonario del famoso capellán P. Francis Duffy (1871-1932). Este último fue capellán del 69º Regimiento del Ejército de EE.UU. y es conocido por su carisma y su atención constante a los heridos y moribundos.

Stephen Harris, autor del libro Duffy’s War: Fr. Francis Duffy, Wild Bill Donovan, and the Irish Fighting 69th in World War I, mencionó que el P. Duffy se aseguraba de conocer los nombres de cada uno de los soldados.

“Estaba en el campo de batalla esquivando balas y dando los últimos sacramentos, hablando con los soldados, conociendo sus nombres y sosteniéndoles la mano mientras morían”, indicó Harris al Register. Harris también relató que el P. Duffy una vez usó sus manos desnudas para sacar a soldados atrapados en un búnker, aunque no tuvo éxito.

Cecil subrayó que el legado del P. Duffy reconfiguró el rol de los capellanes hasta lo que es hoy. La película de 1940 The Fighting 69th, protagonizada por James Cagney y Pat O’Brien, popularizó la historia de este presbítero.

“La película hizo que la gente ‘pensara en el servicio, vivir nuestra fe, el sacrificio, ser llamados al deber y cómo una persona de fe responde a todas estas preguntas’ poco antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial”, añadió Cecil.

La exposición también narra la historia del P.  Angelo Giuseppe Roncalli, quien más tarde se convirtió en el Papa San Juan XXIII. Su papel como capellán en el Ejército Real Italiano inspiró su promoción de la paz, los derechos humanos y su eventual defensa para desescalar la Crisis de los Misiles en Cuba como Papa, según Cecil.

Además, la exposición destaca al capellán jesuita irlandés y Siervo de Dios, P.  Willie Doyle, cuyo proceso de canonización se abrió a finales de 2022. En la exposición se documentan los comportamientos de auto-sacrificio del P. Doyle, como cuando se acostó en las trincheras embarradas para que un médico pudiera dormir sobre él en lugar de sobre el barro.

“Es inconcebible, creo, para nuestras mentes modernas de 2024, los actos sacrificiales que muchos de estos hombres realizaron”, afirmó Cecil.

La exposición muestra el papel multifacético de los capellanes, desde salvar vidas y sanar almas hasta ser fuente de consuelo en medio de los peligros de la guerra.

“Esa es realmente, creo, la historia de los capellanes de la Primera Guerra Mundial. Hay una persona aquí en el ejército, en un momento de horror máximo, que te ve como una persona. En un sistema que sólo te ve como un engranaje en la máquina de la guerra, aquí hay una persona que te ve y reconoce tu dignidad y valor inherentes”, concluyó Cecil.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en National Catholic Register.