El 6 de julio es la fiesta de Santa María Goretti, una adolescente que murió tras haber sido atacada por un joven que quiso abusar de ella. Muchos años después, la madre de la santa abrió una puerta y detrás estaba el asesino de su hija. Te contamos lo que sucedió entonces.

En la colección de libros Año Cristiano, de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), se describe la vida de Asunta Goretti, madre de Santa María Goretti. Aunque era analfabeta, supo instruir a sus hijos en la fe. Tuvo que migrar con su esposo y sus hijos buscando un mejor futuro, hasta instalarse en Ferriere. Poco después su marido, Luis Goretti, murió.

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Asunta se dedicó a trabajar con empeño como campesina para sacar adelante a sus pequeños. María Goretti la ayudaba en las labores del hogar. La casa, donde momentáneamente vivían, tenía algunos ambientes que debían compartir con Juan Serenelli y su hijo Alejandro de veinte años.

Alejandro se desvió por malos pasos y se llenó la cabeza de lecturas impuras. Buscó aprovecharse de María en dos oportunidades hasta que el 5 de julio de 1902 lo intentó por tercera vez. Al verla sola, buscó violentarla. 

La santa de 11 años se defendió con todas sus fuerzas y él la atacó con un hierro afilado, provocándole unas 14 heridas.

En medio de su terrible dolor, la pequeña María Goretti le dijo a su asesino: “Yo te perdono”. La santa murió en el hospital, luego de decir que perdonaba a su agresor por amor a Jesús y que quería estar con él en el cielo. Alejandro fue condenado a 30 años de prisión. 

De acuerdo al libro Santa María Goretti y la conversión de su asesino, del P. Ángel Peña, la señora Asunta obtuvo trabajo en la casa parroquial de Corinaldo, el pueblo donde nació la santa.

El encuentro de la madre de Santa María Goretti con el asesino de su hija

La noche de Navidad de 1934 escuchó que llamaban a la puerta. Cuando abrió se encontró cara a cara con Alejandro, quien había salido libre varios años antes.

Con mucha vergüenza Alejandro le preguntó si lo reconocía. Ella le indicó que sí. Luego de entrar a la casa, el asesino se arrodilló y le pidió perdón. La madre Assunta le dijo: “Te ha perdonado Dios, te ha perdonado María y te he perdonado yo”. Y se abrazaron.

Año Cristiano cuenta que esa noche recibieron juntos la Eucaristía durante la Misa de Gallo. Además, cuando hablaban mal de Alejandro, la señora lo defendía alegando que estaba muy arrepentido. “Dios ha sabido sacar bien de tanto mal”, afirmaba.

Por otro lado, Alejandro contó que en una fiesta por la beatificación de María, Assunta lo presentó a los sobrinos de su hija como aquel que “abrió las puertas del cielo a la tía María. Gracias a él ahora es beata”, destacaba. Assunta asistió en Roma a la canonización de su hija en 1950 y murió en 1954.

¿Qué pasó con Alejandro?

El P. Ángel Peña relata que Alejandro consiguió trabajo en un convento de los capuchinos. Cuidó la huerta e hizo de portero. Tuvo una terrible caída del escalón de la iglesia y se fracturó el fémur derecho. Falleció el 6 de mayo de 1970, día de Santo Domingo Savio, quien justamente solía decir: “la muerte antes que pecar”.

En su testamento espiritual, Alejandro dejó escrito: “Echando una mirada al pasado reconozco que en mi juventud emprendí un camino falso, el del mal, que me condujo a la perdición”.

“Espero sereno el momento de ser admitido a la visión de Dios, de abrazar de nuevo a mis seres queridos, de estar más cerca de mi ángel protector [Santa María Goretti] y de su madre Asunta”.

“Piensen desde niños que la religión con sus preceptos no es algo de lo que se puede prescindir, sino el verdadero aliento, el único camino seguro en todas las circunstancias, aún las más dolorosas de la vida. Paz y bien", concluyó.