Mons. Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei, explicó la que él considera debe ser la aspiración que deberían vivir los miembros de la Obra, en el marco de la reforma de los estatutos, ordenada por el Papa Francisco, y de sus 100 años de su fundación, que se celebrarán en 1928.

“En los años que preceden al centenario, queremos interrogarnos sobre las necesidades y los desafíos de la Iglesia y del mundo. Queremos profundizar en nuestra identidad y estudiar cómo la Obra puede contribuir a la santificación de la vida ordinaria a través de su carisma”, resaltó el también llamado Moderador General del Opus Dei.

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En este tiempo, “miraremos al conjunto de nuestro horizonte apostólico (la Iglesia y el mundo) y a la parte, hacia dentro (la Obra), con la esperanza de que ambas miradas converjan en un momento de gracia. Cuando pienso en el centenario del Opus Dei, me viene a la mente una oración que el beato Álvaro dirigía personalmente al Señor: ‘Gracias, perdóname, ayúdame más’. En cierto sentido, en el momento actual todos deberíamos vivir esta aspiración”, continuó el prelado del Opus Dei.

Así lo indicó en una entrevista concedida al diario italiano Avvenire, publicada el 2 de julio, en español, en el sitio web del Opus Dei, en el marco de su reciente encuentro con las familias de los colegios FAES, en Milán (Italia).

Sobre la reforma de los estatutos, que se realizan con cuatro canonistas del Opus Dei, en colaboración con miembros del Dicasterio para el Clero, Mons. Ocáriz dijo que se está realizando “en un clima de diálogo y confianza”.

La reforma, continuó Mons. Ocáriz, debe preservar “el carisma y la naturaleza del Opus Dei, sin encorsetarlo ni ahogarlo: por ejemplo, subrayando su carácter secular, y el hecho de que más del 98% de los miembros son laicos, hombres y mujeres que viven su vocación en la calle, en la familia, en el trabajo”.

Otro punto, que también surge de las “asambleas regionales” que se hacen cada 10 años, “es el deseo de fundamentar cada vez más el trabajo apostólico de la Obra en la amistad sincera y en la transformación del corazón, antes que en estructuras, obras o actividades”.

El Prelado del Opus Dei resaltó que hay aún mucho “por hacer para redescubrir el papel fundamental de los laicos, su responsabilidad eclesial y sus infinitas posibilidades de evangelización de la sociedad”.

El llamado de San Josemaría al Opus Dei para “tener un corazón grande”

En sus catequesis en Sudamérica, San Josemaría animó a miles de personas a tener un corazón grande, imitando a Cristo en la cruz, que tenía los brazos abiertos para acoger a todos, sin distinción. Así deberá actuar cada miembro de la Obra para aliviar el sufrimiento, llevando el amor de Dios a los rincones más apartados de la sociedad”, destacó el Prelado.

Sobre la frase de San Josemaría “servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida”, Mons. Ocáriz dijo que “su significado no ha cambiado desde el día en que fue pronunciada: el amor a la Iglesia y al Papa está en el ADN del mensaje de San Josemaría”.