San Antonio María Zaccaría, cuya fiesta la Iglesia Católica celebra el 5 de julio, fue un gran devoto de San Pablo Apóstol, aquel que fue enemigo de los cristianos pero se convirtió. En cierta ocasión, San Antonio María indicó en qué nos beneficia espiritualmente tener enemigos y explicó cómo tratarlos.
El santo nació en Cremona (Italia) en 1502. Su padre murió cuando era muy pequeño y su madre de 18 años se dedicó sólo a educarlo.
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Estudió en la Universidad de Padua y se recibió de médico. Lo dejó todo por ser sacerdote, se puso al servicio de los pobres y fundó comunidades religiosas en honor a San Pablo. Murió en brazos de su madre a los 37 años.
El sitio web corazones.org, sobre vidas de santos, recoge uno de los sermones de San Antonio María. Hablándole a sus hermanos de comunidad, iluminado por las enseñanzas de San Pablo, el santo indica que tener enemigos trae beneficios espirituales.
“Nuestros enemigos se hacen mal a sí mismos y nos prestan a nosotros un servicio, ya que nos ayudan a conseguir la corona de la gloria eterna, mientras que provocan sobre ellos la ira de Dios, y, por esto, debemos compadecerlos y amarlos en vez de odiarlos y aborrecerlos”, indica el santo.
En este sentido, San Antonio María anima a rezar por ellos y a no dejarnos abatir por el mal.
“Vencer el mal con el bien, y amontonar las muestras de bondad sobre sus cabezas, según nos aconseja nuestro Apóstol, como carbones encendidos de ardiente caridad; así ellos (los enemigos) viendo nuestra paciencia y mansedumbre, se convertirán y se inflamarán en amor de Dios”, enfatiza.